Ajustes alimentarios en el nuevo normal del consumidor latinoamericano

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De acuerdo con Mintel, la pandemia ha generado cambios sustanciales en las tendencias y hábitos de consumo. Entre las regiones más dinámicas de ajuste no escapa Latinoamérica, que está reenfocando sus propuestas hacia opciones más saludables y prácticas.

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Procomer
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La pandemia junto con los estilos de vida de los que se quedan en casa ha agravado algunos problemas de salud y ha provocado un renovado enfoque en la alimentación saludable. COVID-19 ha hecho que los consumidores latinoamericanos se preocupen por ciertas partes de su dieta y las marcas pueden usar frutas y verduras para hacer más sanos los alimentos y bebidas, ya que los consumidores están vigilando su ingesta diaria. Esto también está en consonancia con el creciente interés por los alimentos de origen vegetal. Las frutas y verduras dan un halo saludable a los alimentos cotidianos, pero en el futuro, a medida que los consumidores conozcan más los ingredientes de origen vegetal, las marcas se enfrentarán al desafío de nombrar los beneficios específicos que brindan estos ingredientes.

 

Por otra parte, la pandemia puede acelerar la tendencia de productos plant-based en el largo plazo. Al haber sido COVID-19 una enfermedad originada en animales se ha identificado que algunos consumidores pueden evitar alimentos de origen animal, y estar interesados en alimentos a base de plantas o sustitutos, pero pueden necesitar orientación por parte de los fabricantes al ser esta una categoría nueva para ellos.

 

Adicionalmente, el consumidor latinoamericano ha buscado hacer frente al estrés emocional generado por la crisis, y ha aumentado la búsqueda de opciones más saludables, pero con un balance entre el sabor y el disfrute como atributos importantes para hacer frente al estrés, es decir, una categoría de alimentos indulgentes que pueden ayudar con la ansiedad y estrés.

 

Implicaciones para Costa Rica

 

La crisis sanitaria y económica actual generada por el COVID-19 ha provocado la dinamización del consumo de determinados productos y categorías. Uno de los ganadores ha sido los alimentos funcionales, los sustitutos para carne y las categorías saludables que aportan beneficios a la salud física y mental.

 

Costa Rica posee una industria alimentaria con alto potencial para generar propuestas diferenciadas. En este sentido, es de alta importancia que las empresas estén al tanto sobre los cambios en los mercados y consumidores, los cuales evolucionan de manera vertiginosa conforme se profundiza la crisis y que demandan a los fabricantes a reajustar sus propuestas y atributos en línea con las necesidades actuales.

 

En el 2019, la industria alimentaria costarricense realizó exportaciones con un valor de USD1.525 millones hacia un total de 98 mercados, donde Guatemala, EE UU, Panamá, Nicaragua y México resaltaron como los principales compradores. En el 2020, acumulado a agosto, se registra un valor USD1.103 millones.