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Los insectos, leguminosas y algas serán las proteínas sostenibles del futuro

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Las nuevas tendencias en alimentación buscan soluciones al exceso de consumo mundial de proteína animal con innovadoras alternativas basadas en proteínas vegetales como: barritas con insectos, hummus de leguminosas, análogos cárnicos, pesto con cáñamo y snacks de algas, entre otros.

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Procomer
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La industria alimentaria afronta el doble desafío de buscar nuevas fuentes de proteínas y lograr procesos más eficientes y sostenibles, en consonancia con la estrategia europea del 2020.

 

La población mundial alcanzará en el 2030 los 8.600 millones de personas, según la Organización de Naciones Unidas. Este crecimiento demográfico hace prever que la demanda de alimentos crecerá a cuotas muy superiores a las actuales. Sólo en el caso de los productos cárnicos, la FAO calcula que la demanda de proteína animal se duplicará en el 2050.

 

Estas estimaciones ponen a las empresas de alimentación frente al reto, no sólo de buscar soluciones que supongan una alternativa a la proteína de origen animal, si no que aseguren la sostenibilidad de la cadena alimentaria mediante procesos más eficientes y sostenibles.

 

En la jornada de innovación “Proteínas 2030: diseñando nuevos alimentos sostenibles” que se llevó a cabo el 28 de marzo, especialistas del sector de alimentación y bebidas, debatieron sobre el marco actual y las estrategias de innovación a nivel europeo en productos proteicos de alimentación; donde se identificaron las principales tendencias en la demanda de estos productos, las nuevas fuentes de proteínas que ofrecen alternativas reales y cuál es el papel de la tecnología para poder transformarlas en nuevos ingredientes, capaces de garantizar una cadena de suministro más sostenible.

 

Según Beatriz Pérez, del departamento de nuevos productos de AINIA, centro tecnológico español que apoya el sector: “el consumidor actual demanda alimentos naturales, ricos en proteínas, mínimamente procesados, con ingredientes reales que sean saludables y nutritivos, respetuosos con el ambiente y sostenibles. Por ello, el sector de alimentación, mediante la tecnología, debe hallar nuevas fuentes de proteínas que ofrezcan una respuesta satisfactoria a un consumidor que, apuesta por la calidad nutricional de la proteína de origen vegetal, biotecnológica, de origen animal (insectos) e incluso fuentes más incipientes como los cultivos celulares”.

 

En España, según el informe “The Green Revolution” elaborado por la consultora Lantern, el 6,3% de los consumidores son flexitarianos, el 1,3% vegetariano y el 0,2% se inclina por la dieta vegana. Juntos suman cerca de 3,6 millones de españoles.

 

Según Mintel, los consumidores, motivados por aspectos como la salud, el impacto ambiental y el bienestar animal, tratan de reducir en su dieta el consumo de proteína de origen animal. Así lo afirma el 41% de los consumidores de carne procesada del Reino Unido. Y lo mismo ocurre en Italia con los productos lácteos, donde el 32% de los consumidores también ha disminuido su consumo diario. La fuente de proteína vegetal más consumida actualmente es la soya, aunque continúan apareciendo en el mercado nuevas proteínas procedentes de legumbres (garbanzos, lentejas, judía), algas, guisantes, cáñamo, chía y quinua.

 

Implicaciones para Costa Rica

 

Las proteínas de origen vegetal poseen ventajas como lo es el bajo contenido de grasa, la disminución en los niveles de colesterol, así como la prevención de enfermedades cardiovasculares. Son consumidas mayoritariamente por vegetarianos y veganos como un sustituto a la proteína de origen animal.

 

El mercado de legumbres y proteínas vegetales procesadas está en expansión, debido a una mayor demanda de alimentos ecológicos y a un incremento de las personas que optan por dietas veganas y vegetarianas en los últimos años. Es por esta razón que las empresas de la industria alimentaria, la cual es de las más dinámicas, deben mantenerse al tanto de las tendencias e innovaciones que surjan con el objetivo de satisfacer a un consumidor más exigente y preocupado por la salud. La inclusión de insumos en el producto final que garanticen porcentajes de proteína vegetal suficientes será tomada en cuenta con mayor proporción que aquellos que no los tengan.

 

En el 2018, este sector exportó más de USD1.595 millones, los envíos se destinaron mayoritariamente a Guatemala (12%), EE UU (12%), México (11%), y Panamá (11%).