Consecuencias y oportunidades para Colombia en el marco de la guerra comercial entre China y Estados Unidos
Desde este año Estados Unidos ha contrarrestado las ‘prácticas comerciales desleales de China’ con la imposición de aranceles a las importaciones de productos de ese país. Por su parte, China ha respondido bajando los aranceles a la importación de productos en el mundo, abriendo más su economía y permitiendo la llegada de todos los productos del mundo.
Consecuencias para Colombia
Según el diario Dinero, las principales amenazas para la economía colombiana al cierre de 2019 podrían ser:
1. Que recrudezca la guerra comercial entre las potencias económicas
2. Que el precio del barril de petróleo se ubique por debajo de USD40
3. Una disparada del precio del dólar en Colombia
4. Que el déficit de cuenta corriente suba demasiado
5. Una caída abrupta de las bolsas mundiales
6. Que el país pierda el grado de inversión
7. Que no se recupere la construcción
8. Que el desempleo suba y se quede en dos dígitos
9. Que se descontrole la inflación en el país
10. Un conflicto bélico en Venezuela
Estados Unidos vive el ciclo de crecimiento más largo de su historia (con 123 meses, frente a un promedio de 42 meses), lo cual tiene en alerta a los expertos, convencidos de que “todo lo que sube baja”. Por ende, prevén una corrección global tras la llegada de la recesión al país norteamericano. Eso vendrá acompañado por una subida explosiva del dólar y, eventualmente, la caída en los precios de materias primas y activos emergentes como los colombianos. El lío es que no se sabe cuándo se va a iniciar ese proceso. Se estima con un 71% de probabilidad que habrá una mayor desaceleración global, que afectará la economía colombiana en unos 7 meses.
Según el diario El Tiempo, las cifras de Estados Unidos no se han deteriorado, como se cree. Pero la guerra comercial afecta la demanda internacional, reduce los precios de las materias primas y lo estamos viendo. En café, las exportaciones crecen en volumen y caen en valor, porque el precio está caído. Eso genera una dinámica más fuerte para moverse más rápido en capacidad de exportación.
Oportunidades para Colombia
La confrontación comercial entre Estados Unidos y China podría convertirse en una oportunidad para Colombia, aunque los beneficios no serían inmediatos y dependerían de las políticas internas para impulsar al sector exportador no tradicional. En Bancolombia calculan que del universo de productos chinos a los que Estados Unidos les aplicó aranceles, Colombia podría exportar hasta USD1.000 millones anuales.
Por su parte, el diario El Tiempo habla de este escenario, en la entrevista realizada al ministro de la cartera de Comercio, José Manuel Restrepo.
Restrepo ve mejoras en los mercados a los que han visitado, como China, donde afirmó que “un presidente podría hacer visitas diplomáticas tradicionales, pero el presidente Duque siempre tiene un encuentro con potenciales inversionistas, con no menos de 30. Este Gobierno es amigo de la iniciativa privada, y lo dice sin ningún recato de vergüenza. La ley de financiamiento se diseñó para el sector empresarial, porque creemos que a través de la dinámica empresarial se generará empleo y desarrollo”.
Adicionalmente, hace referencia a que se está aprovechando la importación de bienes de capital con cero aranceles, tal es el caso de los sectores como alimentos procesados que lo están aprovechando, alguna parte del sector de moda y el de materiales de construcción. Los de más inserción en cadenas globales de valor lo están aprovechando. ¿Que eso deteriora la balanza en cuenta corriente? Sí, y nos pone un reto adicional para exportar más en un escenario difícil.
Además, afirmó que en plena guerra comercial entre China y Estados Unidos, Colombia debe aumentar la capacidad de exportación del país, de la mano del sector empresarial. En los pactos se habla de crecimiento de USD3.700 millones en exportación. Hemos avanzado en diplomacia comercial y sanitaria, especialmente para productos de agroindustria. También, en acuerdos con países alrededor de temas de origen, con el objeto de exportar a otros.
Lo segundo es la profundización de mercados o acuerdos nuevos. Nos pusimos de acuerdo con el Reino Unido y firmamos el acuerdo 'postbrexit', que va a ser presentado al Congreso en estos días. Pasó de largo, pero son USD600 millones, de los cuales el 70% son productos agrícolas.
También hemos avanzando con algunos países de Centroamérica y El Caribe, para que con acuerdos de alcance parcial tengamos acceso en productos alimenticios.
Respecto a la Inversión Extranjera Directa (IED), en medio de una recesión mundial golpea los países del mundo entero. La meta es pasar de más o menos USD7.000 millones a USD11.500 millones en inversión no minero-energética. Todo el mundo cree que todos los años va a haber una recesión internacional y todavía no la ha habido.
La relación con China se ha fortalecido, no se ha firmado ni se va a firmar un TLC con China. Colombia quiere profundizar la relación en acceso a productos del agro y agroindustria y propiciar mucho más la inversión. China es el segundo socio comercial, pero el número 11 o 12 en inversión. De allí llegan USD30 millones anuales, y se puede incrementar. Y en turismo, de China llegan a Colombia 15.000 turistas, que es factible de aumentar.
Medidas de protección a la producción nacional
Igualmente, se han tomado medidas sobre el comercio legal, como la aplicación de medidas consagradas en la ley y en los acuerdos internacionales. Hemos tomado siete decisiones, casi el 30% de las que están vigentes. La más reciente fue en aceros, provenientes de China. En ese sector hemos encontrado situaciones de 'dumping', y hemos puesto una sobretasa. También está el sector de confecciones, el etanol, con la discusión en Estados Unidos, y se aplicaron medidas provisionales. También en papas fritas congeladas provenientes de Europa.
Aranceles del Plan de Desarrollo
Respecto a la pregunta que realizó El Tiempo al ministro de la cartera de Comercio sobre los aranceles del Plan de Desarrollo, el ministro respondió “creo que son inconstitucionales, abiertamente, y además, inconvenientes. La disposición de establecer aranceles no le corresponde al Congreso. Si el Congreso empieza a aplicar aranceles, terminamos aplicándolos por razones políticas y no económicas. Asimismo, no guardan coherencia con el Plan Nacional de Desarrollo. Y son inconvenientes porque los aranceles no han consultado a toda la cadena productiva”. El Gobierno, a través de Hacienda, presentó una demanda de inconstitucionalidad. No obstante, en el marco de la legalidad se sacó el decreto, mientras tanto.
Ingreso a otros mercados
Asia es un tema, y estamos preparando una estrategia de entrada al África a través de acuerdos de alcance parcial. Estamos identificando un par de países al norte, otros en la parte occidental y al sur, buscando qué productos, especialmente de industria liviana, que demanda África y están llegando de Brasil y México. Creo que podemos entrar en ese mercado.
Vuelve el fantasma de la recesión
Según el diario El País, los malos datos de comercio y producción industrial y los riesgos geopolíticos avivan el miedo a que grandes economías como Alemania, Italia o incluso Estados Unidos se contraigan.
Los economistas son bastante malos a la hora de predecir las recesiones. Esta es la principal conclusión de un artículo publicado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) el año pasado. En el texto se analizaban los casos de 63 países entre 1992 y 2014; y sus tres autores concluían que los expertos suelen darse cuenta de los bajones económicos solo después de que estos se hayan producido. Con este pobre resultado, no solo achacable a los economistas: los periodistas no acostumbran a atinar mucho más, resulta arriesgado anunciar una nueva recesión cuando en muchos países todavía no se han borrado las huellas de la anterior.
“Es peor de lo que creíamos. Si Alemania cae en la recesión será un primer aviso para Europa", dice la profesora Isabel Schnabel”
Pese a ello, el temor a que grandes potencias como Alemania, Italia, Reino Unido o incluso Estados Unidos encadenen más de dos trimestres de caídas del PIB ha crecido en las últimas semanas, al calor de las tensiones comerciales y políticas; los nervios en los mercados y los negativos datos de crecimiento y producción industrial que llegan de algunas capitales. La economía mundial se enfría. En su revisión de julio, el FMI rebajó su previsión de crecimiento global al 3,2%.
En otoño del año pasado, cuando la economía global empezaba a dar muestras de agotamiento, Daniel Gros, director del think-tank belga CEPS, negaba a este periódico la posibilidad de una nueva crisis. Contactado ahora de nuevo, Gros matiza su respuesta. “Veo improbable una gran crisis. Pero sí nos estamos acercando a una recesión en algunas partes de Europa, e incluso en Estados Unidos posiblemente el próximo año”, responde. En realidad, nada radicalmente nuevo ha ocurrido. Los anuncios de aranceles entre Estados Unidos y China, que volvieron con fuerza el viernes, son tan solo el agravamiento de un conflicto que empezó en 2018. El problema es que los riesgos que pululan desde hace meses, además de la guerra comercial, debilidades en mercados emergentes, Brexit sin acuerdo..., lejos de diluirse, se han presentado con más fuerza estas semanas. Y, como repite el presidente del BCE, Mario Draghi, la mera prolongación de la incertidumbre ya supone en sí misma una materialización de los riesgos.
El goteo de malas noticias ha sido incesante. Tres de las grandes economías atraviesan dificultades. En Alemania y el Reino Unido, el PIB cayó en el segundo trimestre del año, un 0,1% el primero y un 0,2% el segundo. Los malos datos de producción industrial y de comercio exterior llevaron al Bundesbank a alertar de la posibilidad de que la primera potencia del euro retroceda también este trimestre, lo que le empujaría a la recesión. Italia, que en cinco trimestres ha intercalado dos caídas, dos estancamientos y solo una ligera subida, se enfrenta además a una parálisis política de resultados imprevisibles. No es casualidad que sean estos tres países los más castigados en Europa: todos ellos están muy expuestos al exterior. El comercio se está resintiendo en todo el mundo. Según la Organización Mundial del Comercio (OMC), las exportaciones mundiales cayeron en el primer trimestre un 2,7% y las importaciones un 3,1%.
“La situación es peor de lo que preveíamos. A Alemania le penaliza mucho el conflicto comercial por su dependencia de las exportaciones. Y hay indicios de que los malos datos del segundo trimestre continuarán en el tercero. Esto es un primer aviso. Si Alemania cae en la recesión, es muy probable que al resto de la eurozona le pase lo mismo”, asegura desde Bonn Isabel Schnabel, profesora y miembro del comité de sabios que asesora al Gobierno de Merkel.
El panorama al otro lado del Atlántico tampoco es muy prometedor. El riesgo de que la economía estadounidense se contraiga en 2020 o 2021 aumenta sustancialmente. Preguntado por el peligro de recesión, el presidente Donald Trump pareció aceptar esta posibilidad como un mal menor frente a la necesidad de luchar contra su archienemigo. “Ya sea bueno o malo [la caída en la recesión], el corto plazo es irrelevante. Tenemos que solucionar el problema con China, que se lleva todos los años USD500.000 millones”, respondió.
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, insiste en la buena forma de la economía de Estados Unidos, pero admite que cada vez hay más nubarrones. El viernes, desde Jackson Hole, enumeró la lista de problemas que estas semanas han engordado y describió la fotografía del momento como “compleja, turbulenta”.
Al margen de los choques externos, Estados Unidos acumula 11 años de crecimiento ininterrumpido, el periodo sin baches más largo que recuerdan las estadísticas. Los últimos datos de crecimiento han sido más débiles, pero este año su PIB podrá subir en el entorno del 2,5%, aún inflado por la megarrebaja fiscal de Trump, cuyos efectos ya se están evaporando. Así que la pregunta que se hacen muchos expertos no es si va a llegar una recesión, sino cuándo. En una reciente encuesta en la Asociación Nacional de Economistas, el 72% de los consultados creía que el temido retroceso sería antes del fin de 2021, y el 38% lo adelantaba a 2020.
Los bancos centrales ya están preparados para tratar de levantar unos datos deprimentes. A la vuelta del verano, el BCE anunciará un completo paquete de estímulos monetarios, y los analistas cuentan con que la FED volverá a bajar los tipos de interés por segunda vez en 11 años. Pero existen muchas dudas sobre la efectividad de estos planes. “El BCE puede tomar nuevas medidas, pero estas son cada vez más polémicas y su eficacia menor. El papel dominante que ha jugado la política monetaria no va a continuar. Es el turno de la política fiscal”, continúa la profesora Schnabel. En este sentido, Trump ha coqueteado con una nueva rebaja de impuestos. Y los Gobiernos de Alemania y Holanda, países que han creído en la austeridad con fe irredenta, ya avisan de que, si vienen curvas, podrían aprobar programas multimillonarios de gasto.
Jorge Sicilia, economista jefe de BBVA Research, resume lo ocurrido como la comprobación de que los economistas estaban en lo cierto sobre los daños de una guerra comercial. “Lo que hace un año eran estimaciones es ya una realidad. Y además ahora se ha añadido el riesgo de guerra de divisas”, señala. Y pronostica que la incertidumbre va a continuar al menos hasta el 3 de noviembre de 2020, día en el que Trump se presentará a la reelección.