Moda colombiana se viste cada vez más con prácticas sostenibles para atraer compradores internacionales
La aceleración del enfoque de sostenibilidad en la industria se ha hecho presente en Colombia en los últimos años y son varias las marcas que han adoptado esta filosofía de producción, implementando prácticas más sostenibles desde lo ambiental y lo social.
De contaminar las playas a vestir a los bañistas. Este es el camino de algunos plásticos que se convierten en insumos para elaborar nuevas prendas en Colombia.
Este enfoque ambiental, junto con lo social, ha empezado a destacarse en la industria de moda colombiana, la cual es cada vez más consciente de la importancia de reducir su impacto negativo sobre el planeta, generar bienestar en su entorno y, de esta manera, ofrecer en sus productos valor agregado para la nueva ola de consumidores conscientes, tanto locales como internacionales.
Así lo avalan organizaciones internacionales. Por ejemplo, según el IMD –World Competitiveness Yearbook, Colombia es el primer país de América Latina en prácticas éticas y desarrollo sostenible, y el segundo en responsabilidad social de la región.
“La moda colombiana se ha destacado en el exterior por su calidad, diseño, innovación y flexibilidad en volúmenes de entrega. Ahora, la sostenibilidad es un quinto pilar que exigen cada vez más los consumidores en el exterior, por lo que las empresas están enfocándose cada más en ello. Desde ProColombia, seguiremos incentivando a las compañías del sector para que se certifiquen en procesos ambientales y sociales”, indicó Flavia Santoro, presidenta de ProColombia.
En este sentido, la empresa antioqueña CI Jeans es una de las más sobresalientes de la moda en Colombia que le ha apostado a la sostenibilidad. “El país que más nos compra es ERUU y es un destino aliado que es cada vez más consciente en compartir con nosotros y en buscar soluciones conjuntas para realmente impactar la sostenibilidad social y ambiental tanto como la económica, donde generemos valor principalmente a nuestra comunidad y diferentes grupos de interés. También vendemos a países europeos, centro y suramericanos, todos alineados en temas sostenibles”, indicó Tomás Navarro, Vicepresidente Comercial de CI Jeans, firma que tiene un software que permite identificar el impacto en sostenibilidad de los acabados textiles, con respecto al consumo de agua, energía y químicos.
Navarro complementó que “a través de esta medición, nos comparamos con estándares internacionales para ajustar nuestros procesos y ofrecer productos con altas características de sostenibilidad. Nosotros llevamos en nuestro ADN el tema de sostenibilidad por más de una década y lo vemos como un gancho venta en el exterior, por lo que tenemos desarrollada la agilidad, capacidad de actuar y responder, pero en corto plazo será mandatorio para nuestra industria”.
En esta misma línea, Lafayette, que hace parte de las 10 empresas de moda con mayores exportaciones, viene enfocándose con mayor interés en prácticas sostenibles.
“Lafayette trabaja constantemente desde la innovación para ampliar el uso de tecnologías con textiles altamente diferenciados. Por más de una década ha investigado y experimentado con distintas materias primas para lograr un sello de calidad internacional. Algunas de sus bases textiles están fabricadas con hilos 100% reciclados a base de botellas pet, apostándole a las categorías de los segmentos deportivo, uniformes y el universo de moda y beachwear. También cuentan con estampación eco-amigable, proceso digital por sublimación con cero uso de agua”, describió la compañía.
Lafayette ha evolucionado en sus métodos de fabricación, entre los que se destacan sus procesos de química limpia, cuyas materias primas son de aceptación mundial en el marco del Chemical Management System (CMS). En este sentido, se encuentra certificada con OEKO-TEX STD 100, que garantiza que sus productos son seguros para el usuario una vez el textil entra en contacto con la piel. Con la producción de telas sostenibles, se consume un 85% menos de energía y se genera un 77% menos de emisiones de CO2.
“Consciente de su compromiso, Lafayette está convencida de que puede elaborar telas de calidad sin comprometer los recursos del futuro. Su equipo de investigación no escatima esfuerzos para estar a la vanguardia de los procesos eco amigables”, puntualizó Lafayette.
Otros grandes ejemplos empresariales en la industria de la moda son los de las empresas exportadoras Enka y Fokus Green. La primera, es líder de la economía circular al consolidarse como la planta de reciclaje de PET más grande de Suramérica, teniendo la mayor red de captación de botellas a nivel nacional. El proceso de reciclaje de Enka permite cerrar completamente el ciclo de las botellas PET posconsumo y generar cero desperdicios, al convertirlas en una opción innovadora de fibras y resinas para para las textileras, el siguiente eslabón en la cadena productiva.
Por medio del reciclaje de PET, Enka obtiene un ahorro de energía anual que pueda compararse con el consumo promedio de 600.000 hogares, logrando la reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2) equivalente a retirar cerca de 21.000 vehículos de circulación y generar ingresos superiores a los $100.000 millones para los recicladores.
Mientras que Fokus Green, además de realizar su proceso de confección en talleres textiles certificados, busca reducir el impacto ambiental de sus prendas a la mínima expresión. Cada camiseta que fabrican ahorra no solo 2.500 litros de agua, gracias al uso de algodón y botellas PET recicladas, sino que no contamina las fuentes hídricas ni los suelos, por ser libre de pesticidas y colorantes artificiales. Con estas
prácticas, Fokus Green evita el consumo de 30 millones de litros de agua y recupera 50.000 botellas plásticas de los océanos anualmente.
Vale destacar que en las próximas ediciones de Colombiamoda y Colombiatex, organizadas por Inexmoda a finales de julio de este año, el pilar de sostenibilidad será uno de los protagonistas. A esta actividad ProColombia invitará cerca de 150 compradores internacionales, de los cuales aproximadamente 100 manifestaron su intención de venir presencialmente a Colombia.
Asimismo, las exportaciones de moda de Colombia llegaron a USD281 millones, entre enero y abril del 2021, lo cual significó un aumento de 32,2%, frente al mismo periodo del 2020. Las prendas más exportadas fueron telas y tejidos, fajas y ropa de control, cueros en bruto y preparados y ropa interior femenina; mientras que EEUU, Ecuador y México fueron los destinos que más compraron moda nacional.
Los departamentos que más vendieron el exterior fueron Antioquia, Bogotá y Valle del Cauca, según cifras del Dane con análisis de ProColombia.
De igual forma, con el objetivo de seguir formando a los empresarios de moda en temas de sostenibilidad, ProColombia llevará a cabo los Sustainalble Fashion Talk Series, unas charlas a las cuales se podrán conectar a través del siguiente link https://procolombia.salasvirtuales.info/
Serán 5 sesiones de capacitación sobre prácticas de sostenibilidad, que comenzarán el miércoles 30 de junio de 10 AM a 11:30 AM en inglés y que estarán a cargo de las expertas Myriam Laroche y Maria Fernanda Mendoza.
Tendencias mundiales
Según un análisis de ProColombia, la transición del denominado Fast Fashion (moda rápida) al Slow Fashion (moda lenta) continuará experimentándose en los próximos años. Los consumidores, más conscientes del impacto negativo que puede generar la industria de la moda sobre el medio ambiente, buscan mayor transparencia en la procedencia, costos y materiales usados en la fabricación de los productos que adquieren. Así pues, el enfoque de las 3R en las empresas de la industria (Reciclar, Reducir, Reutilizar) formará parte de la estrategia de venta y el ADN de marca para diferentes empresas.
De acuerdo con información de Fitch Connect, se observa una tendencia en desarrollo de los principales minoristas de fast fashion que se diversifican en el mercado de reventa seleccionando y curando colecciones de ropa de segunda mano. Uno de los principales impulsores de la adopción de prendas de vestir y calzado de segunda mano es la creciente demanda de estos productos por parte de los consumidores que son más conscientes del impacto medioambiental de la moda.
Según el estudio de la entidad, la estacionalidad y los materiales de baja calidad utilizados en el sector de la moda rápida, por ejemplo, ha llevado a una cultura de ropa y calzado desechables, con artículos usados por un corto período de tiempo y luego desechados y ha surgido una creciente reacción entre los estados desarrollados y consumidores de este modelo de negocio que no es sostenible.
Si bien actualmente no está muy extendido, se ve la posibilidad de que los gobiernos impulsen a las empresas a formar parte de una economía circular más amplia por ley. Se observa que Francia ya aprobó una ley contra el desperdicio de bienes, incluida la ropa, en febrero del 2020 como parte de la creación de un marco de economía circular.
Del mismo modo, empresas de la industria están replanteando el modelo tradicional de colecciones por temporadas a un esquema de producción de prendas atemporales que permita reducir los niveles de inventario, centrando la estrategia de surtido en la demanda y buscando la flexibilidad en la producción de nuevos productos.