Colombia - EEUU

No habrá un cambio radical en la política comercial de EEUU

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Para Javier Díaz Molina, de Analdex, el 2021 será clave para ver si el ‘nearshoring’ funciona o fue solo una inspiración.

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Analdex
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El comercio exterior ha sido uno de los sectores que más se han visto afectados por la pandemia en Colombia, y aunque el golpe no será tan fuerte como se esperaba al principio, eso no impedirá que el país tarde al menos cinco años en recuperar los niveles perdidos.

Así lo afirma Javier Díaz Molina, presidente de Analdex, el gremio de los exportadores, quien asegura que no va a haber cambios radicales en la política de EEUU.

Ante una menor caída del comercio, ¿cómo pinta el cierre de año del país?

La caída del comercio internacional fue menor a lo previsto, lo que indica que las economías se fueron abriendo, iniciando por China. En Colombia, el gran desplome fue en abril, con una baja de 52%, y a partir de ahí empezó a recuperarse, lo que llevaría a terminar con una caída en las exportaciones de 10% o 12%, y no el 32% que se habló.

Los mayores precios en el petróleo pueden ayudar al país, y esperamos que la crisis impulse la tendencia de bajar la dependencia de estos sectores y avanzar en otros, como el agrícola.

¿Espera recuperación en 2021?

Si, este año se espera que sea de recuperación, pero va a ser clave lo que ocurra con la logística. A nivel mundial se está viendo que no hay contenedores y que los fletes han subido, pues lo que antes costaba USD1.650, ahora USD8.000 o USD10.000, y eso claramente puede frenar el crecimiento internacional.

¿Cuánto cree que se demorará esta recuperación en el comercio?

El comercio terminará recuperándose, la pregunta es cuántos años tomará recuperar lo perdido, y eso no pasará en uno o dos años, sino que tardará por lo menos cinco, no menos, para volver a los niveles precios. El reto no es solo recuperar las exportaciones, sino también diversificar con nuevos productos y servicios.

¿Qué impacto tendrá la ruptura de las cadenas internacionales de valor?

Se espera que la pandemia lleve a un mayor fortalecimiento de las cadenas regionales de valor, lo que se verá reflejado en el nearshoring, pues es un tema que sigue en la agenda. EEUU y China son los grandes jalonadores, por lo que, si va adelante esa relocalización, la participación de ambos irá disminuyendo.

¿También puede llevar a un mayor comercio intrarregional?

No hemos visto ese reacomodo, de momento es tan solo una tendencia, pero sí se ve mayor interés de EEUU en mejorar las capacidades productivas en la región. Este año va a ser clave para saber si el nearshoring se consolida, o quedará solo en una inspiración. Hay que ver qué cambio se puede dar en la política comercial con Biden, y cómo eso se puede traducir en comercio y proveeduría con la región.

Tras las primeras medidas de corte proteccionista de Joe Biden, ¿qué espera de su gobierno?

Es indudable que se esperan cambios, pero no van a suponer una transformación radical, pues históricamente los demócratas han sido proteccionistas y los republicanos los partidarios del libre comercio. Lo que pasa es que Trump rompió esto y llevó a cabo una agenda unilateral.

Es decir, no podemos esperar que Biden salga a pregonar el libre comercio, pues con él están los sindicatos y trabajadores, que son los que más defienden medidas como el ‘Compre Estadounidense’.

El cambio estará en que se usarán más ese tipo de políticas para ayudar al consumidor y la economía, en vez de imponer aranceles, subir barreras y saltarse acuerdos, pero EEUU seguirá siendo proteccionista, aunque también seguirá dependiendo de las importaciones, las cuáles en el 2020 llegaron a un récord.

¿La vuelta de EEUU a la lucha contra el clima será positiva?

Hay que saludar el cambio de pasar de una política de desconocimiento del cambio climático, pues trató el tema de pura carreta, a una posición en la que se reconoce este problema. Se espera un viraje hacia energías limpias, e ir abandonando los combustibles fósiles. Un poco el cambio en el que Europa lleva ya años.

¿Sigue la alta concentración entre los exportadores colombianos?

Cambios no ha habido. En vez de que haya 10 empresas que llevan a cabo el 50% de las exportaciones totales, ahora son 16 las que ejecutan el 53%. Pero sí se empieza a ver que hay una serie de productos y empresas que se meten en el comercio, sobre todo en la industria agrícola. Las manufacturas estarán más demoradas. Y la otra pata son los servicios, área en el que se espera un cambio.

Lo que uno veía es que Colombia ofrecía servicios que se prestaban aquí, como turismo o medicina, pero la pandemia lo interrumpió. Y entra un factor que será muy importante, que es el del e-commerce, que puede ayudar ubicando a Colombia como un centro de distribución de mercancías para la región que puede ayudar a la exportación.

Es decir, algo como lo que ocurre en Cartagena, que se replique en Bogotá o Medellín, aprovechando temas como la bodega de Amazon, y así lograr que más empresas participen.

¿Qué falta para eso?

La clave es concluir la tarea de facilitar el comercio y desregularlo, pues sigue teniendo un exceso de restricciones. Si se quiere mover rápido y ser competitivo, se necesita velocidad, que los procesos sean simples y transparentes, y eso lo dan las plataformas. La Dian dijo que tarda dos años en lograrlo, esperemos que sea menos para no perder la oportunidad.

¿Le preocupa las mayores restricciones por los rebrotes?

En la medida que la vacunación avance, ese tipo de restricciones en otros países empezarán a disminuir. Lo que preocupa es la noticia de que las vacunas están retrasadas, pues eso hará que la pandemia se mantenga más tiempo.

¿Cuáles son los mayores retos del país?

Los principales son avanzar en la diversificación, desregular y facilitar el comercio, y por supuesto darle impulso al desarrollo de la infraestructura, no solo en terminar vías, sino también ferrocarriles y la navegabilidad del Magdalena, es decir, todo el transporte intermodal. Hay que hacer que exportar sea rentable.

¿Qué expectativas tiene con la elección del nuevo liderazgo de la OMC?

Esa elección es decisiva, al igual que la reforma del organismo, pues una entidad que no tenga dientes para hacer cumplir los acuerdos lleva a que estos no existan en la práctica y que el comercio sea determinado por la fuerza y no por el derecho, lo que castiga a países pequeños como Colombia.

Darle fuerza a la OMC es un gran reto que tenemos, y ojalá la elección de Biden ayude a llevar a cabo esa reforma.