EE UU y Brasil: Una relación comercial estratégica y compleja
La relación comercial entre EE UU y Brasil, combina complementariedad económica con tensiones políticas, de enero a mayo del 2025, el intercambio comercial alcanzo los USD34.426,6 millones. Si bien esta complementariedad ha sido la base de una relación fructífera, las recientes decisiones de Washington han demostrado el impacto inmediato que pueden tener acciones unilaterales en este ecosistema económico.

En días pasados, el presidente Donald Trump anunció un incremento drástico de aranceles del 50% a todas las importaciones procedentes de Brasil, efectivos a partir del 1 de agosto, en represalia por lo que calificó como una “caza de brujas” judicial contra su aliado Jair Bolsonaro. Trump justificó la medida argumentando que el gobierno brasileño está interfiriendo en la libertad de expresión y el poder judicial, además de reivindicar una supuesta discriminación contra empresas tecnológicas estadounidenses.
La respuesta de Brasil fue inmediata y contundente, el presidente Lula calificó la medida como un “chantaje político” e injerencia externa, afirmando: “no vamos a aceptar el control de nadie” y “no vamos a tomar órdenes de un gringo”; de igual manera, el gobierno brasilero ordenó reglamentar la Ley de Reciprocidad Económica, mediante un decreto el 15 de julio, y activó un comité interministerial con actores empresariales para diseñar respuestas arancelarias proporcionales, además de considerar elevar el conflicto a la OMC.
Este no ha sido el único conflicto arancelario entres estas naciones, anteriormente el gobierno de Donald Trump impuso restricciones al acero y al aluminio brasileños bajo la Sección 232 del Trade Expansion Act, alegando razones de seguridad nacional. A pesar de que Brasil obtuvo una exención inicial, finalmente se le aplicaron cuotas a sus exportaciones, afectando gravemente a su industria siderúrgica.
EE UU es el segundo socio comercial de Brasil, después de China, de enero a mayo del 2025, Brasil exportó al territorio norteamericano un total de USD16.695,4 millones, entre los bienes que se destacaron se encuentran petróleo crudo, minerales de hierro, aviones y partes, además de productos agrícolas como café, carne bovina y jugo de naranja.
Por otro lado, Brasil es el principal socio sudamericano de EE UU, que importa principalmente maquinaria industrial, productos químicos, combustibles refinados, equipos médicos y tecnología, para el periodo ya mencionado, las compras de Brasil a EE UU alcanzaron USD17.731,1 millones.
De los datos brindados anteriormente se puede inferir que Brasil exporta materias primas y manufacturas intermedias, mientras que importa bienes de capital y tecnología.
Oportunidades para Colombia ante la crisis comercial entre Brasil y Estados Unidos
En caso de que las negociaciones entre EE UU y Brasil no tengan buenos resultados y el próximo 1 de agosto si se aplique los aranceles mencionados por los gobiernos de las dos naciones, Colombia se encontraría ante una ventana de oportunidad estratégica.
Si bien no puede reemplazar a Brasil en términos de volumen o diversidad de oferta, puede aprovechar el reordenamiento de cadenas de suministro, los cambios en la demanda estadounidense y la búsqueda de nuevos socios confiables por parte de las empresas norteamericanas.
Uno de los primeros efectos visibles de este conflicto es la posibilidad de desvío de comercio, ante la aplicación de altos aranceles a productos brasileños, muchos importadores estadounidenses buscarán alternativas en países con acuerdos comerciales preferenciales y Colombia, como firmante de un TLC con EE UU, tiene acceso libre de arancel a la mayoría de productos industriales y agrícolas, lo que le permite competir en mejores condiciones que países fuera de ese marco.
Adicionalmente, productos como el café, el jugo de frutas, las carnes procesadas, las frutas tropicales y algunos productos industriales intermedios podrían ganar participación en el mercado estadounidense si los brasileños pierden competitividad por los nuevos aranceles. En particular, el café colombiano puede ampliar su cuota de mercado si se reducen las importaciones brasileñas por efecto de los sobrecostos.
Otro aspecto clave es el potencial de integración en nuevas cadenas de valor regionales, especialmente en el marco de la tendencia global al nearshoring y friendshoring. La creciente presión por acortar las cadenas logísticas y reducir la dependencia de Asia o de países en conflicto ha hecho que empresas estadounidenses busquen socios más próximos y políticamente estables. En este escenario, Colombia podría posicionarse como proveedor de insumos, bienes intermedios o manufacturas ensambladas para cadenas de valor en sectores como alimentos procesados, textiles, autopartes, envases, dispositivos médicos y componentes electrónicos.
Sin embargo, es fundamental reconocer que los beneficios no son automáticos, requieren capacidad de respuesta inmediata, infraestructura competitiva, eficiencia aduanera y articulación público-privada. Asimismo, Colombia deberá actuar con cautela diplomática, evitando una confrontación abierta con Brasil, que sigue siendo un actor relevante en Latinoamérica.
En conclusión, la crisis comercial entre Brasil y EE UU representa una disrupción significativa en el comercio regional, pero también una oportunidad para países como Colombia que buscan fortalecer su papel en las cadenas globales. Con una estrategia inteligente, ágil y técnicamente sólida, el país puede convertir esta coyuntura en una palanca para diversificar mercados, atraer inversión y consolidarse como proveedor confiable en el hemisferio occidental.
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