Revisión de tratado comercial
Centroamérica unifica reglas ante México
Más de una década ha pasado desde la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre México y los países centroamericanos, tras muchas rondas de negociación se han estandarizado las normas. La medida, sin embargo, no genera mayor entusiasmo entre los empresarios.
Reglas claras y estandarizadas. Eso ha sido el resultado luego de ocho rondas de negociación entre los países centroamericanos y México. Tras más de 10 años de vigencia del TLC (varía s egún cada país), la necesidad de unificar criterios fue manifestada en varias reuniones regionales. Pero no fue sino hasta mayo del 2010 que se logró consolidar la primera ronda para negociar una revisión de las normas pactadas por separado y unificarlas como bloque centroamericano.
Tras el cierre de negociaciones a finales de octubre, representantes de Costa Rica, Nicaragua, el Triángulo Norte y México se dieron cita en San Salvador el pasado 22 de noviembre para firmar las nuevas disposiciones.
“Este nuevo tratado crea un espacio económico y jurídico ampliado que mejorará la facilitación de comercio y la acumulación de origen en la región, abrirá nuevas oportunidades y fortalecerá las existentes, además contribuirá con la promoción de mayores flujos de comercio e inversión con ese país”, manifestó la ministra de Comercio Exterior de Costa Rica, Anabel González, el día de la firma.
La visión de los empresarios, sin embargo, no es exactamente la misma expresada por González. Si bien consideran que facilita el comercio, difieren en el punto de “nuevas oportunidades”.
“Para nosotros, la revisión del tratado puede generar mejoras en el contenido del tratado y así facilitar la administración de ese comercio, pero no lo vemos como una explosión de oportunidades para comerciar con México”, aseguró a ‹b›Legiscomex.com‹/b› Mario Montero, director ejecutivo de la Cámara de Industria de Alimentaria (Cacia).
Montero reconoce que la nueva regulación puede garantizar herramientas para mejorar el intercambio comercial que ya inicialmente se tenía previsto cuando el tratado entró en vigencia en 1995, en el caso de Costa Rica. Pero el empresario descarta novedades en inversiones y nichos de mercado.
“En el caso del sector (alimentario) crear nuevas oportunidades ahora depende de las condiciones de las empresas y de la competitividad. México en este rubro puede ser un mercado de difícil penetración. Las oportunidades, por tanto, no dependen de un tratado”, reiteró.
La denominación de origen es en casi todo tratado comercial un aspecto delicado. En el caso de Centroamérica pese a los acuerdos de cada país en los últimos años, el origen de materias primas generó inconvenientes a la hora de exportar. La estandarización de este acuerdo buscaba precisamente agilizar los procesos y sobre todo dejar estas reglas claras.
“El tratado promueve la integración productiva y económica entre los países de Centroamérica y México, al permitir la acumulación de origen, es decir, se permite la utilización de materiales originarios de los países miembros del Tratado para la producción de una mercancía final”, reza al respecto el comunicado oficial del Ministerio de Comercio Exterior de Costa Rica (Comex).
El Salvador –país en el que se celebró la firma– destacó también la creación de “un mecanismo de carácter permanente que permitiría importar insumos de fuera de la zona de libre comercio, en caso de desabasto.”
Montero reconoce que cambios en este aspecto les beneficia, ya que la falta de claridad en las reglas de origen en los acuerdos bilaterales daba lugar a la rigidez. “Tuvimos que hacer un llamado para que al revisar las normas de origen se lograra apertura, de manera que fuera más sencillo cumplir los requisitos a la hora de exportar o importar”, expresó.
Otro punto que los países firmantes destacan como positivo es el acceso preferencial en algunos de los sectores que habían quedado excluidos en los primeros acuerdos o que habían obtenido beneficios parciales. En este sentido Costa Rica resalta algunas materias primas del sector alimentario como el yogurt, la natilla en polvo e hidrolizados de proteína vegetal.
“Ese es un aspecto positivo. Son materias muy importantes y específicas para la innovación y el valor agregado en alimentos procesados que normalmente los traemos de México y que en el tratado vigente están excluidos”, reconoció el presidente de la Cacia.
Contraria a la opinión de algunos empresarios sobre las oportunidades concretas que la unificación del TLC pueda generar, el secretario de Economía de México, Bruno Ferrari, declaró tras la firma del tratado que su país sí ve posibilidades de mayor inversión.
“Nosotros sí vemos y sí prevemos que en áreas específicas como la de telecomunicación, alimentos, manufactura, entretenimiento y energía, que ya están muy bien posicionadas, sigan creciendo las inversiones”, afirmó el secretario ante la prensa local.
Según datos oficiales, el intercambio comercial entre México y la región centroamericana se multiplicó 3,6 veces en los últimos 10 años, al sumar USD 6.554 millones.
“Sí existe un interés creciente de los empresarios mexicanos, y particularmente del sureste de nuestro país, en que siga creciendo la relación comercial con esta zona”, enfatizó Ferrari.
Entre los productos que tendrán más apertura están las láminas de acero y hierro, bebidas y gelatina en polvo, papel y cartón, además de los conductores eléctricos, entre otros.
Pero quizás los rubros que más lograron son el azúcar y los textiles que de hecho, marcaron las últimas rondas de negociación.
Centroamérica accederá a un cupo de hasta el 53% en caso de desabasto en el mercado mexicano. De dicho porcentaje, la mayor parte la ganó Guatemala con una cuota del 22%, le sigue Nicaragua con un 10%, El Salvador y Honduras con 8% cada uno, y finalmente Costa Rica con una cuota del 5%.
En el caso de los textiles, para todos los países, se lograron avances en cuanto a la acumulación de origen lo que perimitirá abastecerse desde diferentes naciones y continuar exportando a los destinos más importantes teniendo como origen el país en el que se haya confeccionado.
Por ahora, cada país deberá esperar la ratificación del nuevo tratado, para poder evaluar los verdaderos beneficios de los cambios pactados. Dependerá de la estrategía y la oferta de cada país lograr una mejor balanza comercial.