Document

Grandes temas del comercio internacional

El debate sobre los TLC: ¿Desviación comercial o liberalización válida?

Por: Andrés Mejía-Vergnaud*
Director ejecutivo del Instituto Libertad y Progreso

/
Notas relacionadas
El libre comercio para mejorar la salud
15 mar 2006
El déficit comercial estadounidense: pánico para unos, tranquilidad para otros
8 mar 2006
“Los mercados de petróleo en el 2006”
15 feb 2006
Los tratados de libre comercio (TLC) son objeto de debates, originados en los clamores de activistas de izquierda, nacionalistas económicos, ambientalistas y sindicatos, etc. Pero la cruzada de estos grupos contra los acuerdos es en general, contra el comercio libre y en algunos casos, contra el capitalismo y los valores occidentales.

Ahora bien, en lo que específicamente se refiere a los TLC, existe un debate más interesante y en el cual generalmente toman parte economistas y pensadores que reconocen las ventajas del libre comercio. En esa línea, manejan términos muy diferentes pues aquí no se trata de arengas o lugares comunes de la discusión política, como son la presunta explotación de los trabajadores, el “saqueo” de los recursos naturales, el “colonialismo” económico y otras tesis de igualmente baja altura. En el debate, lo que se discute es si los acuerdos son, en realidad, una buena alternativa para avanzar hacia el deseable objetivo de reducir las barreras entre las naciones.

El anhelo del unilateralismo

Para empezar, es bueno indicar que, desde una perspectiva a veces abstracta, parece no haber duda de que la liberalización unilateral es el mejor camino que una nación puede asumir en su política comercial. Así, produce el más deseable de los efectos que trae el libre comercio: la sustitución de la producción nacional ineficiente y costosa por importaciones.

Además, la estrategia del unilateralismo es inmune al problema de la visión mercantilista propia de las negociaciones comerciales internacionales. De acuerdo con esto, cualquier resultado que signifique un incremento en las exportaciones debe considerarse como una ganancia, mientras que uno que implique apertura hacia las importaciones debe ser visto como una pérdida. Tal vez, la mejor denuncia de la ceguera contenida en esta actitud está en el ensayo “¿Sobre qué deberían negociar los negociadores comerciales?”, de Paul Krugman [“What should trade negotiators negotiate about?” Journal of Economic Literature, vol. 35, no. 1, p. 113].

Sin embargo, incluso de acuerdo con estas circunstancias, hay muchos analistas que le reconocen al enfoque multilateral, encarnado primero en el acuerdo general sobre aranceles aduaneros y comercio (GATT, por su sigla en inglés) y luego en la Organización Mundial del Comercio (OMC), una primacía sobre la estrategia unilateralista. Esto porque el enfoque multilateral tiene el elemento de las reglas y brinda la posibilidad de resolver las disputas comerciales de manera civilizada.

La tesis contra los TLC

El debate se origina en que los TLC no producen en realidad comercio libre. Al parecer, uno de los primeros economistas en exponer y defender esta tesis de manera sistemática fue Jacob Viner, importante profesor de la Universidad de Chicago (EE UU).

En la década de los cincuenta, Viner escribió un reporte sobre los TLC, para la Carnegie Comission. Allí, aseguró que, si bien los tratados liberalizan el comercio entre las partes firmantes, crean desventajas frente a los países no firmantes, algunos de los cuales pueden ser proveedores más eficientes para la economía de alguno de los países signatarios.

A manera de ejemplo, un país A entra en un acuerdo con un país B. Un tercer país, C, es el productor y proveedor más eficiente de cierta mercancía para la economía de A. Sin embargo, como efecto de la desgravación arancelaria que tiene lugar entre A y B, A resulta importando esta misma mercancía de B, donde lo más eficiente económicamente es importarla desde C. Por esta razón, afirmó Viner, los tratados de libre comercio pueden incluso producir situaciones de pérdida de eficiencia y bienestar.

Otros argumentos

El economista Jagdish Bhagwati, en su libro Free Trade Today [“El Libre Comercio Hoy”, Princeton University Press, 2002], parte de la tesis de Jacob Viner y agrega otros argumentos e ideas en contra de los tratados de libre comercio, que se reseñan a continuación:

  • Desviación del comercio: A partir de la tesis de Viner, Bhagwati afirma que los tratados de libre comercio pueden incluso producir una pérdida mundial de eficiencia, al generar desviaciones irracionales en los flujos de comercio. Bhagwati cita estudios que al respecto se han hecho para el TLC entre EE UU, Canadá y México (NAFTA, por sus siglas en inglés) y para el del Mercado Común del Sur (Mercosur), que, en ambos casos, demostraron una pérdida de eficiencia para algunos de los países firmantes, gracias a la desviación del comercio.

    Curiosamente, Bhagwati comenta que el estudio sobre Mercosur fue rechazado con ferocidad por Brasil, porque este país aspira establecer una hegemonía en el comercio regional, a través de este bloque económico.

  • Preferencias, no libertad: De acuerdo con Bhagwati, los TLC no producen libertad comercial, sino que se limitan a establecer preferencias entre los firmantes. De hecho, propone que sean conocidos como “tratados de comercio preferencial”. Esta situación repugna a quienes creen que los pactos comerciales deben basarse, primero que todo, en el principio de la no discriminación, como sucede con GATT

  • Efecto secundario de proteccionismo: Bhagwati cree que los TLC crean, como efecto secundario, un fortalecimiento del proteccionismo frente a los países que no son signatarios. Es más, una vez han entrado en efecto y empiezan a producir el desplazamiento de parte de la producción de un país miembro hacia otro es probable que los grupos de interés en el primer país acudan ante las autoridades, las cuales tomarán medidas contra otros competidores, no firmantes.

  • El efecto “plato de spaghetti”: No viene de la celebración de un tratado en particular, sino de la progresiva configuración de un mundo de relaciones comerciales, en las cuales los TLC, en lugar de la liberalización multilateral, son el instrumento prevaleciente. El mundo parecería entonces un “plato de spaghetti”, en el que las preferencias comerciales crean complejos flujos de desviación comercial. De hecho, Bhagwati y sus colegas han realizado complejos diagramas para mostrar cómo se ven de manera gráfica las relaciones comerciales en algunas zonas.

  • Los burócratas al poder: Afirma también Bhagwati, que los TLC producen burocracia, porque es necesario administrarlos, además, tiende a ganar importancia relativa y alimenta la generación de nuevos acuerdos. Igualmente, el autor invita al lector a observar las oficinas del Mercosur, en Montevideo, testimonio del crecimiento de la burocracia, por efecto de este tratado.

  • ¿Y la defensa?

    En realidad, estos argumentos en contra de los TLC son muy contundentes. Sin embargo, la realidad es que, ante el lento progreso de las negociaciones multilaterales, y la enorme capacidad que ciertos grupos han mostrado para bloquearlas es inevitable que el mundo gire hacia una mayor cantidad de tratados y zonas especiales de libre comercio.

    Tal vez, en esto habría una pérdida de eficiencia muy significativa si se parte de un mundo en el que no existieran ya grandes distorsiones del comercio, pero la verdad es que el punto de partida está lleno de barreras a los flujos comerciales. Además, ante el debilitamiento de la OMC, los tratados parecen ser la única alternativa viable políticamente para quienes desean un comercio más libre.

    Daniel Griswold, del Center for Trade Policy Studies de Washington D.C., presenta los siguientes argumentos en defensa de los tratados de libre comercio, destacados en su artículo “Free trade agreements: steppingstones to a more open world” [“Tratados de libre comercio: pasos hacia un mundo más abierto, CTPS, Trade Briefing Paper No. 18, 2003]:

  • Son una “válvula de seguridad” para el evento de un estancamiento de las negociaciones multilaterales.

  • Ayudan a consolidar las reformas económicas que muchos países en desarrollo necesitan.

  • A medida que la OMC crece en número de miembros, cada vez se hace más difícil encontrar un terreno común dentro del cual sea posible llegar a acuerdos. Esto puede llevar a que el organismo termine produciendo resultados muy tímidos. En cambio, los tratados, al celebrarse entre partes con voluntad expresa, pueden producir resultados más ambiciosos de liberalización.

  • Finalmente, los tratados se convierten en una competencia para la OMC, lo que puede llevar a esta institución a salir de su letargo y asumir el reto de superarlos como instrumento de integración.

  • *Este artículo fue elaborado por: Andrés Mejía Vergnaud, director ejecutivo del Instituto Libertad y Progreso.