Relaciones comerciales
Empresarios nicaragüenses quieren que Gobierno elimine impuesto a productos colombianos
Después de 14 años de vigencia, el llamado “impuesto patriótico” a productos colombianos que ingresan a Nicaragua podría ser eliminado. Los empresarios nicaragüenses se lo han solicitado al Gobierno en aras de abrirse camino en los negocios con Colombia, aunque la situación que dio pie al gravamen sigue latente.
Un adiós al patriotismo por una bienvenida a los negocios, así ha cambiado la postura de los empresarios nicaragüenses respecto al impuesto del 35% que se aplica a todos los productos colombianos que ingresan al país centroamericano. Desde el pasado mes de julio, los industriales han pedido públicamente al Gobierno que se elimine el llamado “impuesto patriótico” aprobado por la Asamblea nicaragüense en diciembre de 1999. La idea, según han expresado los empresarios, es mejorar el clima de negocios entre Nicaragua y Colombia.
“Recordemos que ahorita ya tenemos grupos colombianos que han comprado bancos y minas en Nicaragua. Más allá de lo político, allí está la realidad económica y esto es lo que tenemos que seguir fomentando para generar empleo y crecimiento en el país”, justificó ante la prensa local José Aguerri, presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) el mes pasado.
Dicha postura fue confirmada a Legiscomex .com por el vocero y comunicador de Cosep, Carlos Rostrán, pese a que la tensión diplomática entre Colombia y Nicaragua se mantiene.
La afirmación del empresario respecto al alcance que Colombia está logrando en Centroamérica tiene su base en los hechos. Tal como lo mencionó Aguerri, los grupos financieros colombianos están ganando terreno no solo en Nicaragua, sino también en sus países vecinos. Bancolombia, Grupo Aval y Davivienda son solo algunas de las financieras que han ido comprando bancos en la región, luego de que los grandes bancos de marca mundial hayan decidido dejar Centroamérica.
El terreno ganado en el sector financiero es solo un ejemplo. Empresas mineras, de construcción y otras alimenticias abonan a la presencia colombiana en la región. A nivel político-económico, en los últimos años, Colombia también ha aprobado tratados de libre comercio (TLC) con El Salvador, Honduras, Guatemala y –recientemente- con Costa Rica. La presencia colombiana va en expansión.
Colombia ha ido abriéndose paso con inversiones y negocios en Centroamérica. Comenzó con el Triángulo Norte y recientemente, pese a la oposición de los empresarios, logró un tratado con Costa Rica. Los mismos empresarios que se oponían al tratado aseguraron a Legiscomex.com en junio pasado que una vez cerrado el acuerdo están dispuestos a poner todo su esfuerzo en aprovecharlo y hacer negocios.
El proceso con Nicaragua, sin embargo, no ha sido el mismo que con Costa Rica u otros países de la región. Dados los litigios limítrofes entre ambos países el intercambio comercial ha sido más bien escaso.
Durante la administración del ex presidente nicaragüense, Arnoldo Alemán, en un arranque de fervor patriota ante el litigio internacional surgió el llamado “impuesto patriótico”. El impuesto ha hecho del país un destino poco atractivo para Colombia.
Datos del Centro de Trámites para las Exportaciones de Nicaragua (Cetrex) dan cuenta que en el 2012 la cifra de exportaciones de Nicaragua a Colombia apenas llegó a los USD15,8 millones. Una cifra mínima si se compara con sus exportaciones a Venezuela, por ejemplo, país al que solo entre enero y julio del 2013 Nicaragua ha exportado USD414 millones.
Venezuela es sin duda el país del Cono Sur al que más le venden las empresas nicaragüenses. Las relaciones entre ambos países no pueden compararse. En tendencias Nicaragua es afín con Venezuela, no existe ningún conflicto limítrofe y por tanto ningún impuesto del 35% aplicado a los productos.
“Ese impuesto debe ser, ahora, anulado para fomentar las relaciones comerciales con Colombia, puesto que solamente afecta a importadores nicaragüenses”, afirmó el presidente del Cosep a la prensa local el mes pasado cuando anunció la decisión del Consejo de exigir al gobierno la eliminación del impuesto a los colombianos.
Pese a la controversia y la sensibilidad que implica el tema limítrofe en ambos países, Colombia está desarrollando inversiones interesantes este año en Nicaragua. En marzo pasado, el grupo colombiano Mineros S.A. compró el 90% de las acciones de Hemco Nicaragua S.A. empresa que se clasifica a sí misma en los 10 principales exportadores de oro nicaragüense.
Pero esta no es la primera vez que Cosep -como máximo representante de la empresa privada de Nicaragua- exige la eliminación del impuesto patriótico. En abril del 2012, el mismo Aguerri anunció a los medios nicaragüenses que el sector privado y el Gobierno habían logrado un acuerdo para pasar la propuesta de eliminación a la Asamblea Legislativa.
“Si se aprueba (la eliminación) será de gran beneficio porque abaratará los costos de producción y podremos competir con el resto de Centroamérica”, justificó en ese momento Aguerri.
Sin embargo, siete meses después, en noviembre del 2012, la postura cambió. El presidente de Cosep declaró en conferencia de prensa que dada la postura de Colombia respecto al fallo de La Haya la petición de eliminación del impuesto debía ponerse bajo “análisis y reflexión”.
El tema es sensible y en este momento en ambos países se defiende intensamente cada postura. Pero dadas las diferencias entre las economías de ambos países y el poder de negocios, como el mismo Aguerri lo reconoció en su momento, los más afectados son los importadores nicaragüenses.
Los empresarios por tanto deberán valorar sus prioridades y levantar la voz con los argumentos que han mostrado en los últimos meses: Los negocios primero y el patriotismo después.
Pero el panorama no pinta bien para bajar la tensión diplomática entre ambos países. Una manzana de la discordia lleva a la otra, la disputa por los límites en El Caribe ahora también pone en desacuerdo a Colombia con Nicaragua en el proyecto del canal interoceánico. Los procesos y el manejo de los fallos internacionales definirán en las próximas semanas el rumbo de las relaciones. Los empresarios deberán esperar que pase la tempestad.