Opinión
Cómo construir un entorno competitivo
Existen muchas definiciones de competitividad y clusters. Hemos tomado las siguientes, con fines prácticos y explicativos a los efectos de esta columna.
¿Qué es la competitividad?
La competitividad es un proceso de innovación permanente (no termina) que es capaz de generar, en forma sustentable, altos niveles de ingresos, empleo y mejores condiciones de vida.
Los comunes denominadores de la competitividad son la creatividad, el uso de las tecnologías y la ejecución de un plan estratégico, y sus principios son la innovación, el desarrollo e información (I + D + i); la calidad; la optimización; la formación; la flexibilidad; la estabilidad; la honestidad; la eficacia; la productividad y la excelente gestión, con el fin de obtener un producto único.
¿Qué son los clusters?
Son estructuras de trabajo que se dedican a la investigación estratégica, basada en el diálogo y la cooperación entre los diferentes agentes que componen el cluster, con el objetivo de mejorar la competitividad de las empresas y con un mismo interés temático o sectorial.
Se manifiestan como un conjunto de empresas que se relacionan de forma privada-pública, pública-pública y privada-privada. Allí interactúan agentes y organizaciones que inciden en la prestación de un producto o servicio y que están geográficamente próximas. Las interrelaciones entre los componentes del cluster generan acciones en sus participantes, con fin de crear un entorno competitivo.
Todos aquellos países que se han convertido en competitivos han utilizado el modelo metodológico de Michael Porter establecido en su libro “Ser competitivo”.
¿Cómo es un entorno competitivo?
El espíritu de los entornos competitivos ha nacido de sus carencias.
¿Qué significa esto? países como Singapur o Estonia sintieron que dependían de ellos mismos para salir adelante. Este enunciado implica un fuerte sentido de identidad como nación, confianza en sí mismos, apoyada en un estado de amenaza o de crisis, que los catapulta a buscar otras opciones para mejorar sus condiciones de vida.
Los entornos competitivos se crean de forma autónoma e independiente. Su diseño y evolución no está ligada al Gobierno en el poder, sino que lo importante es que el Estado posea políticas estructurales (entorno político y económico estable) y que se mantengan a lo largo del tiempo.
Debemos aclarar que para que un país sea competitivo no existen fórmulas mágicas ni preestablecidas, sino que cada país, empresa o persona debe crear su propio entorno competitivo, a partir de los factores, talentos y habilidades que posee y, posteriormente, continuar hacia otros estadios, paleando las carencias mediante la búsqueda de la asociatividad o de alianzas estratégicas.
El entorno competitivo debe ser abierto al mundo y al cambio en varios sentidos y direcciones. La apertura mental en su máxima expresión es vital. Esta se presenta como:
a) La inclusión de diversos actores sociales.
b) La apertura comercial: estar dispuestos a levantar las barreras al comercio. Estar abiertos a fortalecer y a compartir el aprendizaje permanente en todos sus niveles (viajes de ocio o negocios, experiencia de vida, colegas, universidad, e-learning, internet, seminarios, publicaciones).
c) La creación de espacios de consenso donde el win/win sea la clave. Aquí es donde entran los clusters en acción como estadios de investigación estratégica.
Estos espacios están íntimamente ligados a la personalidad de las empresas, personas o países y a la capacidad de democratizarlos. Si para mejorar no estamos dispuestos a tener un diálogo abierto, franco y autocrítico, desde el más profundo respeto, observando de forma aguda hacia adentro y hacia el entorno, no daremos lugar ni al crecimiento, ni a potenciar la competitividad en su máxima expresión. Sin embargo, cuando las decisiones han sido tomadas, el proceso de democratización ha terminado, si bien la retroalimentación de la calidad del mismo no termina nunca.
d) La Utilización permanente de herramientas competitivas generales:
- El test de la productividad de Michael Porter es vital: las simples preguntas qué, cómo, por qué, cuándo, para qué y para quién deben estar presentes en todo momento y en todos los estadios del entorno competitivo y de los clusters.
- Tecnologías de la información: estas le dan velocidad, fuerza y democratización al proceso del entorno competitivo que debe incluir a todos los actores sociales.
Las dos únicas exclusividades que debe tener el proceso competitivo son:
- La forma en que se hace el proceso.
- El producto final que debe ser único, irrepetible y con una excelente calidad y rentabilidad, entre otros factores.
Todos los demás factores del entorno competitivo deben ser inclusivos para que los actores abracen el proyecto y lo sientan como propio. De esa forma, habrá éxito. De lo contrario, será un sueño de unos pocos que tendrá corta vida.