Importación de productos aumentó 109% en 4 años
Gobierno venezolano incrementa importaciones de textiles y deteriora la producción nacional
La Cámara Venezolana de la Industria del Vestido (Cavediv) señala que no hay forma de competir con los textiles provenientes de Bolivia, debido a que los precios están muy por debajo de la manufactura nacional. La industria textil venezolana tiene prevista una disminución de la producción entre el 30% y el 40% para finales del 2009.
El Gobierno venezolano concretó varios acuerdos con cinco empresas bolivianas para importar USD3 millones en textiles, así lo informó la ministra de Desarrollo Productivo de Bolivia, Patricia Ballivián, quien señaló además que los pagos serán realizados a corto plazo, mediante un convenio suscrito entre Insumos Bolivia y Suministros Venezolanos Industriales (Suvinca), ambas agencias gubernamentales.
Suvinca recibirá dicho pago en bolívares por parte de los importadores y los cambiará en dólares para remitirlos a las cuentas de Insumos en Bolivia. La empresa boliviana será la encargada de pagarles a los exportadores.
Entre las cinco empresas encargadas de proveer a Venezuela con 413.376 prendas se encuentran, Imtex, que acordó ventas por USD349.000, Dinatex, por USD60.000; Wiñay Warmis, por USD21.000; Boshami, por USD1.300.000, y Makitesa por USD1 millón.
Para la industria textil venezolana, la introducción de dichas piezas traídas desde Bolivia por el Gobierno del presidente Chávez y colocadas en los mercados populares a precios muy por debajo en comparación con los de la producción nacional, es considerada como un duro golpe para la industria local de la confección.
Eduardo Samán, ministro de Comercio venezolano, señala que con este nuevo modelo de comercio socialista el Estado no pretende competir con la industria nacional, pero por su parte los empresarios consideran que sí los afecta pues no están en condiciones de competir con los precios que maneja el Gobierno de camisas, franelas y pantalones a BsF25 por pieza.
La directora ejecutiva de la Cámara Venezolana de la Industria del Vestido (Cavediv), Mariela Osorio, asegura que se sienten en desventaja porque no es posible producir un jean de calidad en BsF50 en el país, porque los costos no lo permiten.
“Además estas importaciones de textiles por parte del Estado se producen en el último trimestre del año, que es la mejor época de ventas para este sector”.
Los empresarios piden conocer en qué términos fueron realizados dichos acuerdos de importación de textiles desde Bolivia, para que el Gobierno ubicara la mercancía a tan bajo precio.
Igualmente, explica Osorio, la industria textil ha tenido que acudir al mercado permuta para poder importar los insumos y materias primas que requiere para mantener sus líneas de producción, debido a que la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) no ha liquidado las divisas correspondientes al sector.
“Las importaciones descontroladas, la piratería, el contrabando y la falsificación de marcas han derivado en un deterioro sostenido de la industria nacional de la confección”, señala la directora ejecutiva de Cavediv.
Según indica Osorio, “este año se han desacelerado las importaciones, pero no porque haya aumentado la producción nacional, sino por las trabas en la entrega de divisas”.
Agregó que la industria de la confección ha dejado de exportar mercancía porque los precios dejaron de ser atractivos para el mercado internacional. Lejos de seguir con las importaciones hay que tomar medidas para incentivar la producción local, porque la industria está muy golpeada.
Cavediv contaba hace 10 años con unas 400 empresas afiliadas, hoy solo cuenta con 50.
El Ejecutivo ha hecho mención de este incentivo varias veces durante los últimos 10 años, sin embargo la entrada de productos extranjeros al país aumentó 109% entre el 2004 y el 2008.
Desde los inicios de este milenio, Venezuela no ha dejado de escuchar año tras año por parte del ejecutivo nacional, que al país le hace falta implementar un “plan de sustitución de importaciones”. Un concepto centrado en impulsar y proteger las raíces del sector productivo nacional.
Se han creado incentivos para los productores venezolanos, que se han concretado completa o parcialmente, según el momento económico que ha venido atravesando el país a lo largo de esta década. Sin embargo, la aplicación de los mismos, por momentos, ha quedado en el anuncio.
Jesse Chacón, ministro de Ciencia, Tecnología e Industrias Intermedias, fue el encargado este año de señalar nuevamente que en Venezuela se va a seguir desarrollando la política de sustitución de importaciones y de agregación de valor nacional.
“La búsqueda de sustituir los productos importados tendrá su efecto en la asignación de divisas el año que viene. De hecho, ya está bastante adelantado el presupuesto de dólares que se dará por mes a cada uno de los sectores en el 2010. Tendrán prioridad aquellos empresarios que dediquen su negocio a la importación de insumos y materia prima, sobre aquellos que traigan al país productos terminados”.
Palabras que dejan mucho que pensar, puesto que desde 1999 hasta el cierre del 2008, las compras de bienes y servicios (no petroleros) en el exterior según datos del Banco Central de Venezuela (BCV), subieron de USD13.046 millones, a USD45.220 millones, lo que implica un salto de 247%.
Por ejemplo, en el 2001, el BCV registró un alza en las importaciones del 8%, aún cuando la entonces ministra de Producción y Comercio, Luisa Romero, dijo que se controlaría la adquisición en el exterior de productos agrícolas, calzado, textil y para el ensamblaje de vehículos
Para el 2002, se estimaban reducir las importaciones en al menos USD3.087 millones, pero luego de los sucesos de abril y el comienzo del paro petrolero hasta marzo del 2003, reflejaron que las importaciones se habían reducido 24%, al cerrar en USD9.141 millones.
Superado el paro, comenzaron los nuevos cambios económicos para Venezuela y en el 2004, cuando comenzó el boom de los ingresos, el boom del consumo y la senda de crecimiento económico consecutivo, el monto total de las compras en el exterior repuntaron nuevamente hasta USD15.247 millones.
En ese año, Edmée Betancourt, viceministra de Industria, señaló que el gobierno venezolano había diseñado un método para que transcurridos tres años, fuera reducido en un 10% la cantidad de productos que venían del extranjero.
Cosa que ha ocurrido totalmente a la inversa, debido a que desde el 2004 hasta el presente año las importaciones se han mantenido en constante aumento. Una cifra que alcanza un incremento del 109%
Alí Rodríguez Araque, ministro de Economía y Finanzas, explicó a principios del ejercicio fiscal, que la compra de artículos en el exterior caerá.
El Gobierno insiste en que la meta es sustituir esos productos por aquellos con sello hecho en Venezuela, lo que lleva nuevamente a la pregunta ¿por qué el Ejecutivo sigue importando productos terminados en tan grandes cantidades (como por ejemplo la compra de textiles que acaba de realizar a Bolivia) y poniendo en peligro a la producción nacional?
El mismo responde con lo siguiente: para el Gobierno esta nueva medida de importación, “además de contribuir con el fortalecimiento de los mecanismos de intercambio comercial suscritos entre los países del Alba, tiene por finalidad apoyar a Bolivia y beneficiar al pueblo venezolano con productos de calidad a bajo costo”.
El Gobierno venezolano abrió sus mercados después de que EE UU suspendiera a fines del año pasado las preferencias arancelarias andinas a Bolivia. Esas ventajas permitían a textileros bolivianos exportar sin aranceles por USD25 millones al mercado estadounidense cada año.