Negocios
La Polar 2.0: cómo salvar a una empresa en bancarrota
La nueva plana directiva de la cadena chilena de multitiendas La Polar enfrenta el mayúsculo desafío de rescatar a la empresa de una comprometida situación que incluye su virtual quiebra, el descrédito público y una creciente presión de sus acreedores.
A los pocos días de que estallara en Chile el escándalo financiero de la cadena de multitiendas La Polar, el propietario del consorcio Cencosud, Horst Paulmann, fue mencionado como un posible comprador de la compañía. Pero el empresario, que controla supermercados, tiendas por departamentos y centros comerciales en Chile y varios países sudamericanos, pronto se desmarcó con una declaración categórica. "Para mí, hoy La Polar no vale ni un peso", dijo el jueves 23 de junio. Desde entonces, la situación de la empresa no ha variado mucho. Tiene una nueva plana directiva que sustituyó a los ejecutivos responsables de defraudar a 929.826 usuarios de la tarjeta de crédito La Polar al reprogramar sus deudas de manera unilateral. Tiene, también, el estigma de abusar de consumidores modestos. Su imagen corporativa está por los suelos y los números de la compañía parecen darle la razón a Paulmann.
El viernes 12 de agosto, el valor bursátil de la empresa se ubicó en USD264,3 millones, un 85,5% por debajo del que presentaba en febrero de este año. Solo sus deudas con bancos, tenedores de bonos y proveedores son 3,6 veces superiores a esa cifra y llegan a USD$ 948,0 millones. A sus pasivos, hay que sumarle los USD434,7 millones que, según estimaciones preliminares, le costará el programa de compensaciones para resarcir los cobros excesivos en que incurrió con sus deudores. Por si fuera poco, la cartera de créditos de la compañía, que asciende a USD1.169,0 millones, es hoy por hoy su principal activo, y según un informe de la firma auditora Deloitte solo la tercera parte es recuperable.
En este panorama de borrasca financiera y de virtual bancarrota, La Polar impuso en Chile un récord nada envidiable. El pasado 20 de junio, sus acciones sufrieron la mayor caída registrada jamás por un título en la Bolsa de Comercio de Santiago (BCS), con una pérdida del 62,69% en la jornada bursátil de ese día. En un año caracterizado por la volatilidad en los mercados del mundo por las crisis fiscales en Europa y EE UU, La Polar se convirtió en un factor de turbulencia adicional en la BCS. A lo largo del 2011, la BCS ha sido la bolsa más golpeada en América Latina, con una caída del 10,18% entre enero y julio pasados, lo que le significó una pérdida de USD11.621 millones, de los cuales USD7.519 millones, las dos terceras partes, corresponden al sector del retail (cadenas de almacenes), con La Polar a la cabeza. “Obviamente que el tema de La Polar ha exacerbado los efectos de la inestabilidad externa en la bolsa chilena”, señaló el gerente de Estudios de Banchile, Diego Celedón.
A la llegada de Barros a la presidencia de La Polar, se agregó la semana pasada el arribo del ingeniero comercial Patricio Lecaros —con una experiencia de más de dos décadas en el sector del retail— a la gerencia general de la firma. Con esta nueva dupla y con un directorio renovado, la compañía instrumentará un arduo plan de reestructuración que apunta a lo que la nueva plana ejecutiva llama “La Polar 2.0”.
“A lo mejor no vamos a ser tan grandes, pero lo vamos a hacer bien”, señaló Barros, lo que supone que el nuevo modelo no prevé en el futuro utilidades como las que observó la empresa en los últimos cinco años, cuando estas acumularon más de USD380,0 millones.
El plan de negocios que instrumentará La Polar contempla mantener como objetivo de mercado el segmento C3-D, el cual, de acuerdo con Barros, “sería un tremendo error abandonarlo pues es la mayoría de Chile y es un segmento económico que lo único que hará es crecer, pero hay que tratarlo como es”. Señaló que no se trata de cobrar más a los deudores de más riesgo, sino de diseñar un modelo sustentable de gestión de cartera. “Nuestro sector tiene necesidades de crédito que hay que satisfacerlas bien. Pero uno no puede andar repartiendo tarjetas (de crédito) por la calle”, añadió Barros y estimó que el diseño de lo que será “La Polar 2.0” tomará por lo menos un semestre. En cambio, la recuperación financiera y comercial de la compañía tardará años. “Podría tomar algún par de años por lo menos”, dijo el profesor Muñoz Concha.
El primer paso de la multitienda hacia su recuperación será llegar a un acuerdo con sus acreedores, a quienes adeuda USD948,0 millones, de los cuales la mayor parte corresponde a los tenedores de bonos, con USD548,0 millones. Luego siguen los bancos, con USD244,0 millones, y sus proveedores comerciales y de servicios, con USD192,0 millones, aunque estos últimos han seguido recibiendo sus pagos. Con los tenedores de bonos podría ser sencillo lograr un acuerdo porque se trata de instrumentos con vencimiento a largo plazo. En cambio con los bancos, la negociación será compleja, pues los vencimientos son a corto plazo.
El presidente de la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras de Chile, Jorge Awad, señaló que “si el proyecto de reingeniería (de La Polar) tiene viabilidad, la banca lo va a apoyar”. Antes, dijo, habrá que analizar la propuesta de la empresa y sus directores deberán mostrar un esfuerzo responsable para sacarla adelante.
El pasado jueves 11 de agosto, La Polar presentó un convenio judicial preventivo a consideración de sus acreedores en el que propone el aplazamiento de pagos de capital, un periodo de hasta 15 años para liquidar sus deudas y la eventualidad de prepagos en la medida en que disponga de liquidez. También plantea la posibilidad de que los acreedores puedan capitalizar parte de la deuda, lo que abre las puertas a un acuerdo.
La aprobación del convenio judicial preventivo por parte de los acreedores es una condición esencial para el futuro de la multitienda, la cual trabaja de manera simultánea en su reestructuración interna. Barros explicó que las gerencias de crédito y de evaluación de cartera serán separadas y la contraloría interna pasará a depender del directorio en vez de estar adscrita al área contable.
Además, será creada una unidad de control de gestión que también rendirá cuentas al directorio. Otro paso fundamental en la ruta crítica emprendida por La Polar será la aprobación, por parte de la SVS, del aumento de capital por USD210,0 millones, pero para ello deberán estar listos el convenio judicial preventivo con los acreedores y los estados financieros que prepara Deloitte.
Habrá que arreglar las cuentas y los números, pero además la empresa deberá realizar un cuidadoso trabajo en materia de comunicaciones para mejorar su pésima imagen pública. En un país con una clase media cada vez más informada, exigente y demandante, el masivo fraude de La Polar contra miles de consumidores ubicó a la multitienda como la personificación del “capitalismo financiero salvaje”. El pasado jueves 4 de agosto por la noche, en medio de una masiva protesta estudiantil que derivó en violentos enfrentamientos con la fuerza pública, un grupo de encapuchados asaltó, saqueó e incendió un local de La Polar localizado en el centro de Santiago.
La Polar —que con 40 locales en el país y dos en Colombia es la cuarta cadena del retail en Chile, detrás de Falabella, Cencosud y Ripley—, tiene el enorme desafío de arreglar sus finanzas y reestructurar su modelo corporativo, pero le será aún más difícil limpiar su deteriorada imagen pública.
“Tendrá que hacer un gran trabajo de comunicaciones para recuperar la confianza de los consumidores y su reputación”, dijo el profesor Muñoz Concha. Para el catedrático de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, ninguno de los escándalos financieros que se han producido en este país en el pasado se equipara con el de La Polar. Por ello, su estrategia de recuperación será un referente y un caso de estudio en los ámbitos académicos donde se forman los futuros hombres de empresa.