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El nuevo presidente cumple cuatro meses en el poder

El sinuoso camino de la política comercial de Obama

la política comercial de Barack Obama aparece como un blanco en movimiento, marcada por ajustes de timón que lo han llevado desde una postura inicial de escepticismo al libre comercio, a un nuevo enfoque que coloca a la apertura comercial como punta de lanza de una nueva estrategia para ayudar a EE UU a salir de la crisis económica.

Por: José López Zamorano
Corresponsal de Legiscomex.com
Washington

A cuatro meses del inicio de su Gobierno, la política comercial de Barack Obama aparece como un blanco en movimiento, marcada por ajustes de timón que lo han llevado desde una postura inicial de escepticismo al libre comercio, a un nuevo enfoque que coloca a la apertura comercial como punta de lanza de una nueva estrategia para ayudar a EE UU a salir de la crisis económica creando empleos y abriendo mercados, coinciden expertos.

Después de su condicionamiento inicial a permanecer en el Tratado de Libre Comercio (TLCAN) con México y Canadá y de sus cuestionamientos sobre la conveniencia de los acuerdos comerciales con Colombia, Panamá y Corea del Sur, Obama dio marcha atrás en su interés en reabrir el acuerdo norteamericano y ha instruido a su representante comercial a resolver los puntos pendientes para allanar las trabas que han impedido la ratificación de los otros acuerdos, ante un Congreso de mayoría demócrata escéptica de las bondades del libre comercio.

Más aún el equipo comercial de Obama dejó en claro que espera abrir un debate nacional interno sobre política comercial para abolir las etiquetas de “proteccionismo” o “anti-trabajo” que han dividido a Demócratas y Republicanos, y que han desacelerado la consecución de nuevos acuerdos comerciales, debido no solo a las dificultades propias de su negociación, sino a su ratificación legislativa en EE UU.

“En la campaña Obama tenía que lograr el apoyo de los sindicatos, que no son pro libre comercio. Después fue electo y mucha de la gente que trabaja para él no es proteccionista. Obama tuvo también discusiones con los mexicanos y los canadienses, y ellos le dijeron que no puede hacer lo que prometió en la campaña. Así que está cambiando, pero no es inusual en el mundo de la política. Bill Clinton hizo lo mismo: renegó del TLCAN (con México y Canadá) y después lo ayudó a ser aprobado”, dice en entrevista con Legiscomex.com el padre intelectual del TLCAN, el economista del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS), Sidney Weintraub.

Entre los partidarios del libre comercio en el primer círculo de Obama se encuentran, de acuerdo con Weintraub, su jefe del Consejo Nacional Económico, Lawrence Summers, su secretario del Tesoro Timothy Geithner y el economista en jefe de su Junta Asesora para la Recuperación Económica, Austan Goldsbee, quien durante la campaña desató una tormenta política en Canadá cuando le atribuyeron declaraciones de que la postura comercial de Obama era un posicionamiento electoral.

Aunque la posición de Obama ha registrado una evolución gradual hacia una mayor apoyo al libre comercio, su representante comercial de la Casa Blanca (USTR, por su sigla en inglés) Ron Kirk definió por primera vez, en un discurso en la Universidad de Georgetown, en abril 23, los lineamientos generales de la política comercial de Barack Obama, una posición que coloca al presidente estadounidense en sincronía mayor con los republicanos o con los demócratas moderados, que con el ala más liberal de su partido, que desde la década pasada ha puesto trabas a la liberalización comercial, incluido el periodo de Clinton cuando se opusieron a la aprobación del TLC norteamericano.

“Para lograr que nuestra economía vuelva al crecimiento, necesitamos aumentar las exportaciones. Eso significa que necesitamos acceso creciente a las economías del exterior. Esa es la métrica que estoy empleando en la medida que reviso los tratados existentes, conforme vemos hacia Panamá para completar ese acuerdo de libre comercio y conforme busco de qué forma avanzar con los de Colombia y Corea del Sur también.”, dijo el ex alcalde de Dallas, Texas, a quien republicanos como John McCain ven como alguien que aún debe acreditar su postura pro libre comercio.

Ante la cúpula empresarial de EE UU, Kirk fue incluso más allá el 18 de mayo, pues aseguró que debe abrirse un debate política nacional sobre política comercial. “Llegó el momento de deponer las armas, salir de los bunkers, y empezar a apoyar importantes iniciativas en sus méritos”. Más aún dijo que peleará ferozmente para lograr la aprobación de los acuerdos con Colombia y Panamá, aunque evitó dar fechas. “Como nos ha mostrado la actual crisis económica –dijo Kirk- en este interconectada comunidad global en que vivimos, navegamos juntos o nos hundimos juntos”.

Camino sinuoso

Más allá si la crisis económica fue el detonador del cambio de posición de Obama, la definición de la nueva política comercial no ha recorrido un camino recto, sino sinuoso. Durante el debate legislativo del paquete de estímulo económico por USD787.000 millones aprobado en febrero, los demócratas lograron imponer la polémica cláusula “Compre Americano” que prohíbe la adquisición por EE UU de acero y hierro extranjeros en proyectos financiados con los recursos el paquete.

Aunque la versión final promulgada por Obama incorporó una enmienda para que el ordenamiento sea implementado "de manera consistente con las obligaciones de EE UU con acuerdos internacionales", Canadá y México la rechazaron. Apenas este mes un puñado de ciudades de la provincia de Toronto tomó la primera acción de represalia contra la medida y prohibieron la compra de bienes estadounidenses por parte de sus gobiernos locales.

Se trató de la primera salva en lo que algunos medios estadounidenses creen podría ser el inicio de una guerra comercial entre EE UU y Canadá, y ocurre después de una acción similar de México, que amenazó en marzo a la joven administración Obama con represalias por USD2.400 millones a productos estadounidenses, en respuesta a la decisión legislativa de los demócratas del Congreso -promulgada por Obama- de eliminar los fondos para el programa de transporte transfronterizo incluido en el TLCAN y que EE UU incumple desde 1995 cuando Bill Clinton cedió a las presiones del Sindicato de Transportistas (Teamsters, por su sigla en inglés).

Los incidentes con México y Canadá muestran las dificultades de Obama para ejecutar una política comercial que solo parcialmente está en manos de las Casa Blanca, conforme los demócratas mantienen su propia agenda comercial que no responde necesariamente a los designios de Obama, sino esta acotada por sus propios tiempos y en el impacto del tema comercial entre sus electores locales.

Aunque Obama envió señales de que el acuerdo con Panamá podría ser enviado al Congreso este mismo mes, el presidente del poderoso Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes, Charles Rangel, dejó en claro que la Casa Blanca no debe esperar un trámite inmediato. En cualquier caso parece que la entrega al Congreso podría demorarse, debido a que aún no se completan las negociaciones en el tema de la legislación laboral y de la secrecía de las leyes bancarias panameñas, toda vez que ambos son temas de preocupación para los demócratas.

Por lo pronto, el Comité de Finanzas del Senado calendarizó una audiencia sobre el acuerdo con Panamá para el 21 de mayo y planea continuar con los trámites para junio si se terminan las negociaciones. Durante la sesión que será conducida para por el demócrata de Montana Max Baucus, comparecerá el representante comercial de EE UU para el Hemisferio Occidental, Everett Eissenstat, así como el presidente de Caterpillar, James Owens y la directora de política de la Federación Americana del Trabajo-Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO, por su sigla en inglés), Thea Lee, entre otros.

Apoyo empresarial

Los oídos de la cúpula empresarial del país, albergada en la Cámara de Comercio de EE UU (USCC, por su sigla en inglés), están complacidos con las palabras que emanan de la Casa Blanca. Kirk fue invitado especial y recibido con aplausos en su foro comercial llamado “Renovando la Promesa de la Prosperidad”. El sector privado no ha ocultado su esperanza de que el acuerdo con Panamá sea aprobado en el verano y el de Colombia en el otoño. Su vice presidente de Asuntos Internacional, Myron Brillian, se comprometió a que la institución hará lo que sea necesario para lograrlo.

Aunque Kirk habló ante la USCC de “muy productivas discusiones” con el Gobierno panameño y de encuentros “muy productivos” con el de Colombia –marcando la secuencia de prioridades de ambos acuerdos, primero Panamá y después Colombia-, no se aventuró a describir una hoja de ruta con calendarios precisos.

Y es que Weintraub cree que no será una pelea sencilla, especialmente la del acuerdo con Colombia. Obama tienen aún que convencer al liderazgo de la Cámara de Representantes y mostrar que está dispuesto a dar una pelea como la que dio Clinton en 1993. “No habrá una gran agenda comercial –sostuvo el experto-, pero Obama buscará al menos aprobar cosas especificas, como el acuerdo con camiones con México y el acuerdo con Colombia. Esas las intentará. No sé si lo hará. Puede que espere un tiempo antes de hacerlo. Pero en cada una tiene que ver los intereses de ambas partes”.