TLC
Conozca los intereses que tiene EE UU en el mercado Colombiano
La entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre EE UU y Colombia fue recibida por el sector privado como el parteaguas para el inicio de una nueva era de relaciones económicas, mientras que la administración Obama exaltó el acercamiento económico y político entre dos aliados hemisféricos, dentro de la estrategia de la Casa Blanca para crear empleos en un año de elecciones.
“Este acuerdo sin precedentes abre las puertas a nuevas oportunidades de negocios, crecimiento económico y creación de trabajos en los EE UU y en Colombia”, resaltó Thomas Donohue, presidente de la Cámara de Comercio de EE UU (USCC, por su sigla en inglés), el principal organismo empresarial del país. “Nuestros dos países pueden celebrar conforme llevamos esta alianza a un nuevo nivel”.
EE UU y Colombia registraron un intercambio de USD37.431 millones en el 2011, lo que representó un aumento de 35% en relación con los niveles del 2010, con un superávit favorable a la economía colombiana de USD8.800 millones. Así, este país se consolidó como el segundo socio comercial sudamericano de EE UU, por encima de Argentina y Chile, y solo superado por Brasil.
Pero tanto EE UU como Colombia esperan que el acuerdo tenga un impacto en el estímulo al comercio similar al experimentado por otros socios de Washington con acuerdos de libre comercio, como el caso de México, cuyo comercio se catapultó de USD81.000 millones en 1993, un año antes del tratado de libre comercio con EE UU, a USD460.000 millones el año pasado, aunque ha registrado altibajos.
La Comisión Internacional de Comercio (ITC, por su sigla en inglés) proyecta que la entrada en vigor del acuerdo y la caída de aranceles aumenten la exportación de bienes estadounidenses al mercado colombiano por al menos USD1.100 millones anuales e incremente el producto interno bruto estadounidense en USD2.500 millones, además de abrir el acceso al mercado de servicios de USD166.000 millones de Colombia.
“El valor del TLC con Colombia se empezará a ver en menores aranceles para autos, bienes de consumo, materias agrícolas, maquinaria y otras exportaciones de EE UU, que harán nuestros productos más competitivos en el mercado colombiano. Eso significa apoyo a empleos bien pagados en casa”, dijo el representante comercial de la Casa Blanca, Ron Kirk.
Para Colombia —que durante varios años se mantuvo a la defensiva por las críticas de legisladores estadounidenses por la impunidad en el asesinato de sindicalistas colombianos, además de sufrir el embate de un senador de Alabama que defendió a la industria local de bolsas de dormir— es importante el aspecto político de un acuerdo que institucionaliza las relaciones entre los dos países. “El tratado impone una despolitización estructural. ¿Qué hace el tratado? elimina la posibilidad de que terceros bloqueen el comercio bilateral. Así ganamos grados de libertad”, dijo el embajador de Colombia en Washington, Gabriel Silva.
Apenas en abril pasado los dos países alcanzaron protocolos sobre medidas fitosanitarias para el caso del arroz, así como sobre las acciones de control para la salmonella en productos de pollo y para la influenza aviaria e intercambiaron cartas relacionadas con la revisión legal de la Corte Constitucional de Colombia en materia de los tratados de protección a la propiedad intelectual.
Colombia eliminará los aranceles para el 77% de las líneas tarifarias que representan el 52% del valor del comercio con EE UU. La mayoría de los aranceles restantes serán eliminados en 15 años, con un periodo de desfase máximo de 19 años. Por ello, el acuerdo ha detonado reacciones positivas de un número creciente de sectores económicos de EE UU.
El país norteamericano exportó USD832 millones de productos agrícolas a Colombia en el 2011. Hasta antes de la entrada en vigor del acuerdo de libre comercio, ninguna de las exportaciones de este sector recibía tratamiento arancelario cero, toda vez que Colombia imponía tarifas del 5 al 20%. Pero el acuerdo eliminará de inmediato el sistema colombiano de franja de precios, que afectaba a 150 productos, incluido el maíz, arroz, trigo, oleaginosas, productos lácteos, polo, puerco y azúcar.
La Asociación Nacional de Ganaderos de EE UU (NCBA, por su sigla en inglés)destaca el acceso inmediato libre de aranceles al mercado colombiano de la carne estadounidenses de alta calidad, además de la desgravación arancelaria para el resto de productos de carne de res en un periodo de 15 años, toda vez que antes del acuerdo Colombia imponía una tarifa de 80% a la carne estadounidense. La NCBA espera que el TLC les permita competir con las ventas de carnes de res de Argentina y Brasil. EE UU exporta menos de USD1 millón anual de este producto al mercado colombiano. Además, porque este país sudamericano prohibió la entrada de ganado vivo estadounidense por el llamado Mal de la Vaca Loca (Encefalopatía Espongiforme Bovina) .
La Asociación Nacional de Manufactureros (NAM, por su sigla en inglés) considera el acuerdo clave para la recuperación económica de EE UU y anticipa un aumento sustancial de exportaciones de bienes a Colombia, en la medida que el acuerdo elimina el arancel promedio del 14% que imponía el país sudamericano. Las manufacturas representan alrededor del 85% de las exportaciones estadounidenses al mercando colombiano y EE UU ha gozado de superávits históricos en el sector, de alrededor de USD7.000 millones anuales.
La Federación Americana de Granjeros (AFBF, por su sigla en inglés) destacó que el acuerdo obliga a EE UU a expandir la cuota de importación de azúcar colombiana, que había sido de 30.760 toneladas métricas (Ton) en el 2007, pero bajo el acuerdo aumenta de inmediato a 50.000 Ton, con incrementos de 750 Ton métricas anuales, a partir del segundo año de entrada en vigor. No obstante, EE UU incluyó un mecanismo que le permite compensar a Colombia en caso de que incumpla las cuotas fijadas.
La Asociación Nacional de Cultivadores de Maíz (NCGA, por su sigla en inglés) anticipa un acceso inmediato de los granjeros estadounidenses al mercado de 2,1 millones Ton anuales de maíz a Colombia. A diferencia de México, que impuso un desfase de 15 años al grano, la nación sudamericana ofreció acceso de arancel cero a partir del primer día de la entrada en vigor del acuerdo.
La Asociación Americana de Soya (ASA, por su sigla en inglés) espera usar el acuerdo para recuperar el terreno perdido en el mercado colombiano, que había caído un 64% en relación con el 2008. EE UU exportó a Colombia USD182 millones de soya y sus derivados en el 2011. Ahora estos productos entrarán libres de aranceles de inmediato.
Aunque el TLC institucionaliza la relación comercial entre EE UU y Colombia, restan por definirse detalles del comercio reciproco.
Colombia no podrá por ejemplo exportar de inmediato su aguacate debido a las reglas fitosanitarias que impone EE UU. Por comparación, México tuvo prohibida la exportación de su aguacate tipo Haas durante 83 años y lo logró hasta 1997, 3 años después de la entrada en vigor del TLCAN. A Perú le tomó 6 años después de la firma del acuerdo bilateral de comercio con Washington, pero el Gobierno colombiano espera un proceso más expedito. Una situación similar aplica a las exportaciones de carne, que enfrenta un proceso de negociación de reglas sanitarias específicas.
En este marco de temas pendientes, algunos organismos empresariales estadounidenses que han respaldado este TLC mantienen en ese sentido una actitud expectante sobre la implementación de algunos de los detalles y de la logística operativa posterior a su entrada en vigor.
El Consejo Nacional de Granos (NGC, por su sigla en inglés) de EE UU hizo notar que aún resta por definir el mecanismo para administrar las cuotas (TRQ’s) para el maíz estadounidense y para los granos de sorgo. El NGC considera clave determinar la colocación de las exportaciones una vez que se acerque el techo de la cuota, a fin de que importadores y exportadores sepan anticipadamente si un embarque cabe en la cuota anual. “En esencia, los funcionarios comerciales de Colombia deben ser capaces de ubicar el espacio restante dentro de la cuota de manera oportuna y transparente”, de acuerdo con el Consejo.
Organismos Genéticamente Modificados. Otro aspecto pendiente incluye la definición de los requerimientos de etiquetado para la exportación de las materias primas de la industria biotécnica para consumo humano que contengan Organismos Genéticamente Modificados. El sector privado estadounidenses observa que el proceso de aprobación colombiano no está homologado al de EE UU y estima que esto puede convertirse en un problema potencial, conforme aumentan las ventas entre los dos países en el sector agrícola.
En materia de propiedad intelectual, Colombia se comprometió en abril a informar a la Representación Comercial de la Casa Blanca cada 60 días, luego de la entrada en vigor del acuerdo, sobre los pasos para ratificar tratados internacionales en el sector de protección de los derechos de copia, luego de que la Corte Constitucional colombiana determine si son acciones constitucionales.
El Gobierno del presidente Juan Manuel Santos logró superar a Panamá en el proceso de implementación del acuerdo ratificado el año pasado. La entrada en vigor del TLC no agota por ello las negociaciones comerciales entre EE UU y Colombia, no solo en las a signaturas pendientes, sino que ambos países tienen además un cronograma de reuniones de evaluación sobre la implementación del acuerdo y los compromisos pactados bajo el Plan de Acción.