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Los grandes temas del comercio internacional

El déficit comercial estadounidense: pánico para unos, tranquilidad para otros

El elevado saldo negativo de la diferencia entre el valor de los bienes que EE UU vende al exterior y los que adquiere es buena noticia, pues no es más que un signo de fortaleza y capacidad de la economía de esta nación.

Por: Andrés Mejía-Vergnaud
Director del Instituto Libertad y Progreso

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“El apetito de los norteamericanos por todas las cosas extranjeras, desde petróleo hasta textiles, pasando por automóviles, llevó en el 2005 a que el déficit comercial tocara cifras récord de nuevo”. Así empieza una noticia de la agencia Associated Press (AP), del 11 de febrero de este año, en la cual se informa que, al terminar el 2005, el déficit comercial de EE UU alcanzó los USD725.800 millones.

En la actualidad, el déficit comercial de este país es uno de los aspectos más importantes de la economía mundial. A algunos les genera una enorme preocupación. Para otros, se ha convertido en un asunto de orden político.

Algunos opinan que se trata de un fenómeno perfectamente natural, propio de la etapa de crecimiento que está experimentando la nación americana.

¿Qué es el déficit comercial?

Cuando el valor de las importaciones de una nación supera el de sus exportaciones, se presenta un déficit comercial, estado contrario al superávit, el cual se genera cuando el valor de las exportaciones supera al de las importaciones.

No hay una interpretación unívoca en la economía sobre cuán deseable es una u otra situación. La balanza comercial, de la cual emergen tanto el déficit como el superávit, es un elemento de lo que se llama la “balanza de pagos” y, dentro de esta, de la llamada “cuenta corriente”. En esta última, se contabilizan las transacciones por concepto de comercio de bienes y servicios y las transferencias externas, tanto privadas como públicas. Por tal razón, incluso si un país experimenta una situación de déficit comercial, su balance de cuenta corriente puede ser positivo, gracias al efecto de las transferencias. Es más, en algunos casos, es claro que ciertas situaciones de déficit en la balanza comercial o en la cuenta corriente, se deben a procesos ciertamente deseables, como por ejemplo el aumento en las importaciones de bienes de capital y tecnología, lo cual incrementa la capacidad productiva del país.

En general, los desequilibrios más riesgosos son los que se presentan en la llamada cuenta de capital, otro de los componentes de la balanza de pagos y que registra las transacciones internacionales de crédito.

¿Cómo ha evolucionado el déficit comercial norteamericano?

De acuerdo con el gráfico 1, el déficit comercial de EE UU ha mostrado, en los últimos años, un crecimiento constante.

Gráfico 1

¿Cómo puede interpretarse esta cifra?

El problema del déficit comercial puede ser visto desde las siguientes perspectivas:

  • No tiene nada de malo: A lo largo del desarrollo de la ciencia económica, varios pensadores han sostenido que no hay nada de malo en los déficit comerciales. Es más, han sostenido que la doctrina según la cual debe haber un balance entre lo que se importa y lo que se exporta carece de fundamento. Algunos sostienen que el déficit comercial de cierto modo revitaliza la economía, pues pone en manos de extranjeros divisas que estos luego usarán en sus compras. Milton Friedman decía, en la época en que más temió EE UU por el ascenso de Japón y de su poderío exportador, que los japoneses no se iban a comer los dólares que los norteamericanos les enviaban como pago de las importaciones. Al contrario, los usarían para comprar productos, entre ellos muchos norteamericanos, gracias a la complementariedad de los aparatos productivos de ambas economías.

    Sobre el tema del balance en el comercio, es célebre la idea de Adam Smith condensada en esta frase: “Nada puede, sin embargo, ser más absurdo que toda esta doctrina del balance en el comercio, sobre la cual se erigen no solo estas restricciones, sino casi todas las demás regulaciones sobre el comercio” (La riqueza de las naciones, libro IV).

    Adam Smith temía que esta doctrina impulsaría las restricciones políticas en contra del libre comercio, no estaba equivocado.

  • La interpretación sindical y política: En el contexto político de EE UU, los sindicatos de trabajadores han sido los más feroces críticos de los déficit comerciales. Ven en estas cifras una amenaza para los ingresos de sus asociados, ya que, al introducir la competencia de los productores extranjeros y al ser esta favorecida por el consumidor, pierden poder de negociación en los procesos de fijación de salarios.

    Además, los sindicatos norteamericanos, especialmente los industriales, tienden a favorecer las políticas proteccionistas y por tanto ven en el déficit comercial la antítesis de su proyecto político. Por estas razones, los voceros sindicales siempre son los primeros en reaccionar cuando las cifras del déficit se revelan. El mismo despacho de la AP, antes citado, trae esta reacción de Richard Trumka, secretario y tesorero de la AFL-CIO, la más grande central sindical norteamericana: “El gigantesco déficit comercial de EE UU es como una cadena atada al cuello de los trabajadores, la cual los arrastra hacia un ciclo de endeudamiento, bancarrota y empleos mal pagados en el sector de servicios”.

    Y los políticos no se quedan atrás, en especial cuando, por su estrategia electoral, se inclinan hacia el proteccionismo. Como los anotó el senador demócrata Byron Dorgan: “La política comercial norteamericana es un increíble fracaso que está destruyendo nuestros empleos y trasladándolos afuera y está además debilitando nuestra economía”.

  • China, el demonio de la historia: El debate político en EE UU sobre el déficit comercial ha estado infortunadamente concentrado sobre China, país que se ha convertido en el chivo expiatorio de esta furia política. De hecho, varios congresistas han amenazado con impulsar leyes restrictivas para su comercio, si este país no accede a revaluar su moneda. China tiene un elevado superávit comercial (tabla 1).

    Tabla 1

  • Diagnósticos económicos: Más allá de este debate de carácter político e ideológico, algunos analistas estiman que la economía mundial presenta hoy una curiosa situación, que podría ser el origen de este elevado déficit comercial. Consiste en que, mientras los niveles de ahorro en el mundo están creciendo o han crecido, en EE UU el ahorro y el endeudamiento es muy alto. Así, los norteamericanos estarían volcando sus ingresos al consumo y a la compra de bienes y servicios provenientes de otras partes del mundo. En contraste, en muchos otros países el ahorro está generando menor demanda de los bienes norteamericanos. De hecho, esta es la hipótesis de Ben Bernanke, el nuevo presidente de la Reserva Federal, quien hizo famosa la expresión según la cual el mundo está viviendo una superabundancia de ahorro (global savings glut).

  • Con el déficit no te metas

    En todo este debate, sin duda las tesis más interesantes han venido siendo defendidas por los analistas del Center for Trade Policy Studies, perteneciente al Cato Institute, de Washington D.C. Estos autores han observado que los periodos de alto crecimiento y dinamismo económico coinciden con altos déficit comerciales. De hecho, afirman que todos los indicadores de bienestar y desarrollo mejoran en las épocas de déficit comercial. En palabras del analista Dan Griswold, las causas del actual déficit se relacionan directamente con el alto desarrollo de EE UU. “El fuerte crecimiento de EE UU ha impulsado la demanda de importaciones, no solo de bienes de consumo, sino también de bienes de capital, maquinaria y materias primas necesarias para la expansión del sector productivo. Mientras tanto, el lento crecimiento de Europa y Japón ha afectado la demanda de bienes norteamericanos”, agrega. (1)

    Y no cree este analista que el déficit comercial sea un indicador que merezca preocupación, pues siempre ha estado correlacionado con períodos de bonanza y además por su naturaleza no puede reflejar el verdadero estado de la economía. “A juzgar por los más importantes indicadores de desempeño económico, como el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), la producción industrial y la tasa de desempleo, la economía norteamericana se ha comportado mejor cuando el déficit sube que cuando baja (…) El déficit comercial es en esencia una abstracción contable. La atención debería concentrarse en lo que verdaderamente importa: crecimiento económico, creación de empleo y producción”. 1

    (1) Forget deficits, go for growth (Financial Times, feb 25, 2005).

    *Este artículo fue elaborado por:

    Andrés Mejía Vergnaud, director ejecutivo del Instituto Libertad y Progreso.