Los grandes temas del comercio internacional
El déficit comercial estadounidense: pánico para unos, tranquilidad para otros
El elevado saldo negativo de la diferencia entre el valor de los bienes que EE UU vende al exterior y los que adquiere es buena noticia, pues no es más que un signo de fortaleza y capacidad de la economía de esta nación.
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Cuando el valor de las importaciones de una nación supera el de sus exportaciones, se presenta un déficit comercial, estado contrario al superávit, el cual se genera cuando el valor de las exportaciones supera al de las importaciones.
No hay una interpretación unívoca en la economía sobre cuán deseable es una u otra situación. La balanza comercial, de la cual emergen tanto el déficit como el superávit, es un elemento de lo que se llama la “balanza de pagos” y, dentro de esta, de la llamada “cuenta corriente”. En esta última, se contabilizan las transacciones por concepto de comercio de bienes y servicios y las transferencias externas, tanto privadas como públicas. Por tal razón, incluso si un país experimenta una situación de déficit comercial, su balance de cuenta corriente puede ser positivo, gracias al efecto de las transferencias. Es más, en algunos casos, es claro que ciertas situaciones de déficit en la balanza comercial o en la cuenta corriente, se deben a procesos ciertamente deseables, como por ejemplo el aumento en las importaciones de bienes de capital y tecnología, lo cual incrementa la capacidad productiva del país.
En general, los desequilibrios más riesgosos son los que se presentan en la llamada cuenta de capital, otro de los componentes de la balanza de pagos y que registra las transacciones internacionales de crédito.
De acuerdo con el gráfico 1, el déficit comercial de EE UU ha mostrado, en los últimos años, un crecimiento constante.
Gráfico 1
El problema del déficit comercial puede ser visto desde las siguientes perspectivas:
En todo este debate, sin duda las tesis más interesantes han venido siendo defendidas por los analistas del Center for Trade Policy Studies, perteneciente al Cato Institute, de Washington D.C. Estos autores han observado que los periodos de alto crecimiento y dinamismo económico coinciden con altos déficit comerciales. De hecho, afirman que todos los indicadores de bienestar y desarrollo mejoran en las épocas de déficit comercial. En palabras del analista Dan Griswold, las causas del actual déficit se relacionan directamente con el alto desarrollo de EE UU. “El fuerte crecimiento de EE UU ha impulsado la demanda de importaciones, no solo de bienes de consumo, sino también de bienes de capital, maquinaria y materias primas necesarias para la expansión del sector productivo. Mientras tanto, el lento crecimiento de Europa y Japón ha afectado la demanda de bienes norteamericanos”, agrega. (1)
Y no cree este analista que el déficit comercial sea un indicador que merezca preocupación, pues siempre ha estado correlacionado con períodos de bonanza y además por su naturaleza no puede reflejar el verdadero estado de la economía. “A juzgar por los más importantes indicadores de desempeño económico, como el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), la producción industrial y la tasa de desempleo, la economía norteamericana se ha comportado mejor cuando el déficit sube que cuando baja (…) El déficit comercial es en esencia una abstracción contable. La atención debería concentrarse en lo que verdaderamente importa: crecimiento económico, creación de empleo y producción”. 1
(1) Forget deficits, go for growth (Financial Times, feb 25, 2005).
*Este artículo fue elaborado por:
Andrés Mejía Vergnaud, director ejecutivo del Instituto Libertad y Progreso.