Latinoamérica
Latinoamérica también quiere ser parte del dinámico Pacífico
Después de varios siglos mirando hacia el Atlántico, con Europa como referencia, Latinoamérica vuelve sus ojos hacia el Pacífico, donde parece estar la clave del dinamismo comercial en el mundo global y donde muchos países buscan decir presente aunque estén a miles de kilómetros de sus costas.
La reciente firma del acuerdo TTP (Trans Pacific Partnership), además de los recelos que han generado siempre en Latinoamérica los grandes acuerdos de libre comercio, ha despertado expectativas incluso en países ribereños del Atlántico, como es el caso de Uruguay y Brasil.
Por ahora solo tres países latinoamericanos, México, Perú y Chile, son parte del TTP, que está formado también por EE UU, Japón, Australia, Brunei, Canadá, Malasia, Nueva Zelanda, Singapur y Vietnam.
Aunque hay quien le pone al TTP el pero de que no está China, los doce reúnen en conjunto a 805 millones de consumidores y alrededor del 40% del PIB mundial, razones más que poderosas para que otros quieran subir a su carro.
El Gobierno de Uruguay está evaluando si interesa insertar al país, de tan solo 3,3 millones de habitantes, en el TTP, según dijo el canciller Rodolfo Nin Novoa.
Más que si los países del Pacífico le permitirán la entrada al pequeño Uruguay en caso de solicitarlo, la incógnita que se abre con la declaración del canciller es si la coalición de izquierdas Frente Amplio, en el gobierno desde el 2005, estará de acuerdo.
La oposición del Frente Amplio (FA) hizo que el mes pasado el presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, ordenara la retirada del país de las negociaciones del TISA, un acuerdo para liberalizar el comercio de servicios, al poco tiempo de haber entrado.
El ministro brasileño de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior, Armando Monteiro, también habló del TTP, un acuerdo, que, a su juicio, ofrece oportunidades a Brasil, un país con una economía de tamaño superior, pero en un mal momento.
Según Monteiro, Brasil tiene como objetivo tener relaciones comerciales más intensas con EE UU y el resto de naciones del Pacífico y puede venir a integrarse al TPP a largo plazo, puesto que el acuerdo no excluye en principio a ningún país.
Significativamente, al hablar del TTP, tanto Nin Novoa como Monteiro hicieron alusión al Mercosur, bloque al que Uruguay y Brasil pertenecen y que tiene reglas internas que limitan la capacidad de sus miembros para negociar individualmente acuerdos comerciales con otras partes.
Para Monteiro, la firma del TTP va a tener un efecto positivo para el Mercosur, pues a su juicio va a "acelerar" el cierre del demorado acuerdo comercial con la Unión Europea, dado que "eleva el grado de interés" de ambas partes por la integración.
Nin Novoa defendió que si bien es "prioritario" negociar conjuntamente con los otros miembros del Mercosur, no deber ser la "exclusiva plataforma" para la inserción de Uruguay en el mundo.
Las quejas contra el Mercosur en Brasil y Uruguay, sobre todo de empresarios y de políticos de oposición, son constantes, no solo por las restricciones a la capacidad de negociar con otros que impone, sino porque no se ha logrado aún el objetivo fundacional (1991) de librar de trabas el comercio entre sus miembros.
El dos veces presidente uruguayo Julio María Sanguinetti se lamentó esta semana de que su país siga encerrado adentro del Mercosur, cuando el resto de Latinoamérica se ha ido al (Acuerdo) TransPacífico para crear una vasta zona libre de aranceles.
Los tres países latinoamericanos firmantes del TTP forman parte junto a Colombia de la Alianza del Pacífico, un ente que en solo tres años ha avanzado aceleradamente en la integración de las economías de sus miembros.
Chile, Colombia, Perú y México han producido reformas muy fuertes que van a transformar y mejorar sus respectivas economías y van a obtener los beneficios de esas medidas, dijo Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), en la reciente reunión del organismo en Lima.
El Gobierno de Perú ha expresado su deseo de que Colombia se pueda unir pronto al TTP, pero la prioridad del Gobierno colombiano en estos momentos es cerrar el acuerdo de paz con las FARC.
En Colombia, como en el resto del mundo, hay muchas voces en contra del TTP, incluida la de Hillary Clinton, que alegan que traerá más desigualdad y acabará con sectores enteros de la economía de los países menos fuertes.
Es otro paso más de EE UU en su estrategia de dominación global, afirmó recientemente el senador colombiano Jorge Robledo, del izquierdista Polo Democrático Alternativo.
Si EE UU no escribe las reglas, lo hará China, afirmó el presidente Barack Obama en un artículo en defensa del TTP publicado en abril pasado en el Wall Street Journal.