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México importa el 25% del cereal que consume

Maíz, la brecha entre producción y consumo

El índice de dependencia a las importaciones de maíz paso de 11% en 1994, a 31,4%, en el 2007.

Por: Beatriz Adriana Pérez Izquierdo
Corresponsal de Legiscomex.com
México

El maíz es uno de los productos básicos para México. Es el ingrediente principal de la tortilla, que está considerada como artículo de primera necesidad y en el que se basa la alimentación de un gran porcentaje de la población. Incluso, existen zonas rurales en donde este cereal aporta hasta el 70% de las calorías diarias de la dieta.

El consumo per cápita del maíz pasó de 244.1 kilogramos anuales durante el 2002, a 292 kilogramos en el 2007, según datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa). Esta dependencia reconoce que el 25% del maíz que se utiliza para el consumo humano es importado.

Datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) de la Sagarpa a los que
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tuvo acceso, revelan que en enero del 2007, México invirtió USD77,45 millones en la compra de 466.306 millones de kilos de maíz, mientras que solo exportó 376 kilos por un monto de USD145.

En el mismo mes, pero del 2009, se importaron 12.832 millones de kilos del grano a un precio de USD5,43 millones. La exportación fue de 1.038 kilos de grano a un costo de USD 4.302 mil. Es decir, se redujo en gran medida la compra de maíz extranjero, aunque la cifra de cereal exportado se mantuvo baja.

La base de la alimentación

Según cifras de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por su sigla en inglés) México es el principal consumidor de maíz en el mundo, seguido por Guatemala, El Salvador, Honduras y algunos países del sur de África.

De acuerdo con el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (Ceesp), organismo que depende del Consejo Coordinador Empresarial, además de la tortilla, alimento básico para el promedio de la población, en México se consume más de 600 diferentes alimentos cuya base de elaboración es el maíz, lo que representa en promedio el 43% del consumo calórico de los mexicanos que viven en zonas urbanas.

Sin embargo, a partir del 2005 comenzó a disminuir el consumo de tortilla, según un estudio de Grupo Maseca (Gruma), el mayor productor en el mundo de este derivado del maíz. Esta empresa asegura que debido a la eliminación del subsidio gubernamental al precio de este alimento, su consumo decreción en un 25%, en los últimos 11 años.

Aseguran que en 1997, el consumo de maíz era en promedio de 120 kilos per cápita mientras que en la actualidad cada mexicano ingiere en promedio 90 kilos. Y es que el precio de la tortilla aumentó de MXN2,5 a MXN10 en ese lapso.

Además de la eliminación del subsidio, es la necesidad de importar el grano uno de los principales motivos que incrementa el precio.

La desigualdad

En enero del 2008, entró en vigencia la desgravación total de productos como maíz, frijol y leche en polvo entre los países signatarios del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), EE UU, Canadá y México.

En el 2007, el comercio agrícola entre los tres socios del TLCAN alcanzó USD223.000 millones. México fue el principal receptor para exportaciones de carne de res, arroz y sorgo de EE UU, el segundo para productos de maíz y oleaginosas y el tercero para carne de cerdo, huevo y algodón, según revela el economista Rafael Eutimio García.

Según datos que la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC), el índice de dependencia a las importaciones de maíz pasó del 11%, en 1994, año en que entró en vigor el TLCAN, a 31,4%, en el 2007.

Carlos Pérez, catedrático de la Escuela Bancaria y Comercial (EBC), apuntó que entre México y EE UU existe una amplia brecha de tecnificación en el campo, donde los productores norteamericanos pueden acceder a semillas de mejor calidad y producir a costos más bajos.

De acuerdo con Pérez, con la entrada del TLCAN, México decidió apoyar a sus sectores tecnológicos mediante grandes inversiones, mientras que al campo no lo ha atendido debidamente.

Datos del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados detallan que mientras México obtiene un rendimiento de 0,721 toneladas por hectárea, EE UU registra un 1.782 y Canadá 1.807.

Carlos Pérez señaló que en México la producción viene en picada porque no hay incentivos para mantener a los productores, aunque más de 20 millones de personas dependen directamente del campo, un sector que no llega ni a 3% del Producto Interno Bruto (PIB) y es uno de los relegados de la economía.

Las importaciones de maíz alcanzaron en el 2007 las 10.767 toneladas a un costo de USD1.829 miles y en el 2008 el país azteca adquirió 8.299 toneladas a USD2.394 miles, según datos de la ANEC.

Humberto Aguirre, economista por la Universidad Autónoma Chapingo (UACH), institución pública de educación superior especializada en el desarrollo agropecuario, México debe proteger la producción de sus productos más importantes y básicos en su dieta y, sobre todo, porque el cultivo del maíz y el mantenimiento de su precio es un tema de seguridad nacional.

Recalcó que México debe apostarle a la producción de maíz, a través de una política de Estado de gran envergadura, como lo que hacen los países de países de primer mundo. EE UU, ejemplificó, apoya fuertemente a sus productores de maíz, a través de grandes subsidios, Francia hace lo mismo para la producción de sus cereales, al igual que Japón con el arroz.

Reiteró que en el caso de Japón, producen para no importar de otros países a precios menores, porque si ellos compraran arroz de otros países a precios más bajos, impactaría negativamente a sus productores.

Aguirre coincidió en que México también debe incentivar a sus productores mediante subsidios, con el fin de incrementar la producción de maíz, ya que el riesgo de que el precio siga aumentando y se afecte a los grupos más vulnerables del país es latente.

Explicó que en el corto y mediano plazo se tiene estimado un aumento en los precios del grano, porque la demanda de maíz para producción de etanol en EE UU también está incrementándose.

Humberto Aguirre aclaró que con el precio del maíz no sólo aumenta el VALOR de la tortilla, sino que otros productos como la carne y la leche, ya que el maíz también es usado como forraje.

El camino hacia el desarrollo

El campo mexicano puede dividirse en tres grandes sectores, según la clasificación que realiza Rafael Eutimio García. En un grupo ubica a quienes mantienen altos estándares de productividad y utilizaN tecnologías de punta en términos de riego, de semillas mejoradas, de extensión territorial adecuada y que cuenta con sistemas de acceso a créditos. Estos productores, por lo regular, se ubican en el norte del país y en el sureste.

Por otro lado están los medianos productores, que logran mantener estándares competitivos en el ámbito internacional. Paralelamente existen los pequeños agricultores que no tienen acceso a innovaciones tecnológicas, sin acceso a créditos ni asesorías, cuya producción en para el consumo familiar.

Para las dos primeras clasificaciones, el TLCAN representa una oportunidad de crecimiento y mejora, pero también es claro que para el último sector, este tratado representa inclusive una amenaza a su supervivencia, explica el economista.

Sostiene que a pesar de que el Gobierno Federal trate de apoyar al sector más desprotegido, debido a los problemas históricos y estructurales de la tenencia de la tierra y el nulo acceso a la tecnología, no existen posibilidades reales de crecimiento o supervivencia a largo plazo, a menos que estos pequeños productores puedan unirse para aprovechar las ventajas que ofrece el tratado.

El académico de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, Antonio Serratos Hernández, considera, por su parte, imprescindible implementar programas de apoyo para quienes cuidan y producen este cereal.

Así mismo, subrayó la necesidad de una ley que incentive a los casi dos millones de pequeños productores que resguardan las cerca de 60 razas criollas de esa planta, y las más de 9.000 colecciones, lo que le da a la nación la mayor diversidad cuantitativa en el planeta.

Por otra parte, una de las soluciones que se plantea para reducir la brecha entre producción y consumo de maíz, es la utilización de semillas transgénicas.

José Luis Solleiro, investigador del Centro para la Innovación Tecnológica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM ) ejemplifica que en con el uso de semillas genéticamente modificadas, en Argentina se logró abatir el deterioro de la participación gaucha en el mercado agropecuario internacional a lo largo del siglo XX, reflejo directo de la incapacidad del sector para incorporar nuevas tecnologías y del estancamiento de su productividad. En la actualidad, Argentina genera ganancias por USD20 millones por su producción agrícola anual.

Otro caso es el de Honduras. Ese país, que tienen condiciones climáticas y orográficas similares al sur del México, es decir con pocas planicies, utiliza exitosamente las semillas genéticamente modificadas. Esto, debido a que la agrotecnología debe buscar soluciones diferentes para cada tipo de productor suelo. En Honduras, se espera que la producción de maíz durante este ciclo agrícola sea 36,8% superior a la alcanzada en el 2004.

Pero no existe ganancia sin riesgo y el caso de los cultivos genéticamente modificados no es la excepción. El doctor Solleiro explica que los dos aspectos vulnerables en este sentido son el medio ambiente y la salud de quienes los consumen.

El primero se da porque al introducir una planta modificada a un medio ambiente puede haber transferencia genética en la misma especia o incluso a otras, ya sean vegetales o animales. Si alguno de los cultivo resulta tener un efecto negativo en cualquiera de estos dos aspectos, simplemente, se elimina.

Respecto a la salud de los seres humanos, se debe verificar que al procesar un transgénico para elaborar alimentos, este no sea tóxico, alergénico o sufra cambios en su composición nutricional.

Resalta que potencialmente hay riesgos, pero que estos pueden ser evaluados. Destacó que en ningún lugar del mundo en donde se usan cultivos genéticamente modificados se introdujeron sin antes efectuar pruebas rigurosas y aprobadas por las autoridades competentes de cada país. En el caso mexicano, quienes deben encargarse de autorizar los cultivos después de ser evaluados son la Sagarpa, Semarnat y la Secretaría de Salud.